Jueves, 25 de Abril 2024

Otorgan a Francisco Mata Rosas la Medalla al Mérito Fotográfico

El INAH reconocerá con la Medalla al Mérito Fotográfico la trayectoria de 37 años del fotógrafo y documentalista Francisco Mata Rosas

Por: Ricardo Solis

Desde el zócalo, el fotodocumentalista ha ido dibujando una espiral en torno a su gran tema: la Ciudad de México, centrado en retratar y reivindicar la identidad tepiteña. CORTESÍA / INAH

Desde el zócalo, el fotodocumentalista ha ido dibujando una espiral en torno a su gran tema: la Ciudad de México, centrado en retratar y reivindicar la identidad tepiteña. CORTESÍA / INAH

Este próximo jueves 25 de agosto, el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) reconocerá con la Medalla al Mérito Fotográfico la trayectoria de 37 años del fotógrafo y documentalista Francisco Mata Rosas (Ciudad de México, 1958), durante el arranque del 23 Encuentro Nacional de Fototecas, que celebra la Fototeca Nacional en Pachuca, Hidalgo, con auspicio de la Secretaría de Cultura federal.

Previo a recibir el reconocimiento, junto con su amiga y colega Vida Yovanovich, el fotodocumentalista conversa sobre sus andares en la disciplina, un medio que –como otros, dice– sirve para expresar un punto de vista, “desde donde uno está parado, desde donde uno está construido”; y él suele apostarse en los confines, no es extraño que entre sus lugares favoritos esté Playas de Tijuana, donde gusta imaginarse como el último o el primer latinoamericano, depende a dónde se vaya, en el borde su identidad regional y lingüística.

Límites e infancia

En entrevista, reconoce que “siempre me han interesado mucho los límites. Eniac Martínez y yo recorrimos la orilla del país, porque queríamos saber cómo se ve desde su cáscara, así surgió el proyecto ‘Litorales’, porque cuando dibujamos mentalmente a México, todo es litoral, donde todo acaba; pero también me atraen los grupos marginales, que son otra forma de límite, los barrios; por ejemplo Tepito, que es una trinchera, un lugar de resistencia desde hace 500 años y, claro, la frontera norte, de la que siempre me llamó comprender su diversidad”.

El último regalo de Santos Reyes que recibió Francisco Mata, fue su primera cámara una Polaroid 104 de película instantánea, la cual le recuerda las sesiones familiares en que su padre, dueño con sus tíos de un taller de offset, proyectaba diapositivas en la sala de su casa, “un acto casi ceremonial”, y la religiosidad con que llegaban las revistas Life en español y National Geographic, un contacto cotidiano con la imagen, como para que un joven pensara en ella como vocación.

Periodismo y formación

Ingresó a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), atraído porque entre sus profesores estaban grandes exponentes del periodismo, como Vicente Leñero, Manuel Buendía, Miguel Ángel Granados Chapa y Julio Scherer, entre otros, pero se desilusionó ante su ausencia en el salón de clases. Entonces, se cambió a la carrera de Comunicación, en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), campus Xochimilco.

Recuerda el fotógrafo que “me gustaba la crónica urbana, admiraba a Carlos Monsiváis y a José Joaquín Blanco, fui reportero un corto tiempo, después fundé una agencia de fotografía con dos colegas, que resultó un imán a este mundo”; destaca que inició en estas lides “de forma circunstancial, y en esa época, cargábamos con nuestra cámara todo el tiempo, de manera que muchas de las fotos de vida cotidiana que se publicaban eran prácticamente autobiográficas, era nuestro traslado en el Metro, nuestra noche con los amigos en Garibaldi, la fiesta en casa de alguno de los compañeros”.

Testimonio e identidad

Francisco Mata recuerda a dos figuras de la Street photography a la mexicana: Nacho López y Héctor García. Al primero lo considera “el gran cronista de la ciudad que llevó la fotografía mucho más allá de reflejar la realidad. Él construía experimentos sociales para hablar de algo en particular”; del segundo aprendió su lección más importante en el oficio: vivir el momento, pues “es más importante vivir y tener experiencias, que fotografiarlas. Muchas veces, ante la intensidad de lo que soy testigo, guardo la cámara y prefiero tener la experiencia de lo que está sucediendo. Esa vivencia saldrá en otro momento, en otra fotografía”.

Ese proceso introspectivo sobre las realidades que observaba, llevaron a Francisco Mata a dejar la inmediatez del fotoperiodismo para abocarse a una fotografía de mayor profundidad, análisis, perspectiva y exigencia. Desde el zócalo, el fotodocumentalista ha ido dibujando una espiral en torno a su gran tema: la Ciudad de México, centrado en retratar y reivindicar la identidad tepiteña.

MF

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