Sábado, 20 de Abril 2024

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Con “El sol detrás de la neblina”, Vijay Seshadri presentó en Guadalajara su más reciente novedad editorial en español

Por: El Informador

Vijay Seshadri, originario de India, pero con pasaporte estadounidense, ha ganado premios como el Pulitzer. EL INFORMADOR/E. Barrera

Vijay Seshadri, originario de India, pero con pasaporte estadounidense, ha ganado premios como el Pulitzer. EL INFORMADOR/E. Barrera

El poeta estadounidense Vijay Seshadri compartió con el público tapatío su poesía en voz alta, en el pasado Salón de la Poesía que se realizó en la FIL 2019, donde el escritor llegó con el libro “El sol detrás de la neblina” como su novedad editorial en español, publicado por el sello Vaso Roto, especializado en poesía.

Ganador del Premio Pulitzer, el también ensayista nacido en la India (y emigrado a Estados Unidos siendo un niño) platicó sobre su experiencia en esta sesión: “Quien leyó mi poesía en español (Carmen Villoro) lo hizo de manera muy bella. El español es un idioma agradable. Leí más lento de lo usual porque sabía que había gente que habla inglés en el público, quería asegurarme de que entendieran. Me gusta leer mi poesía, está hecha para la página pero también es una experiencia sonora, para el oído, incluso al leerla en la página”.

—Un poema suyo comienza con la referencia a la migración, ahora es un tema muy actual, muy político: ¿cómo acercarnos a él desde la poesía?

—En ese poema lo hice de manera irónica, porque me río del movimiento antiinmigrantes. Y es de antes: el poema es de hace unos 8 años. Lo escribí porque el Estado de Arizona aprobó una ley contra cualquiera que pareciera inmigrante, como yo: la policía podría detenernos y pedirnos los papeles, solo por la apariencia. Me hubiera enojado en mi juventud, pero cuando me enteré en el The New York Times pensé que era una gran idea para un poema. Es algo cínico. Hay algo de odio, ¿cómo hacer algo interesante desde el punto de vista literario, no solo la expresión de ira? Mezclé otras ideas de la migración, del alma y el cuerpo. Yo tengo esta extraña situación y otros no: soy un ciudadano estadounidense, soy aceptado. Si se me acerca un policía y me pide los papeles, bueno, los tengo. El debate de la migración y lo que sucede en Estados Unidos no es sobre la realidad: es sobre lo que se imagina la gente que es la verdad. La poesía se puede acercar a eso con cierta ironía.

—Como escritor, ¿cómo fue el descubrimiento de las diferentes voces y la excursión por distintas temáticas?

—No sé cómo habrá sido para otros poetas, pero yo soy un poeta que se encuentra en esta realidad: lo que pasa en el mundo es una fuente de poesía. Podría ir a la naturaleza y escribir, pero no tengo que alejarme. No sé de donde viene ese instinto, quizá de los poetas que leí cuando empecé a escribir poesía, a los 16. Eran los sesenta, con los poetas protestando contra la guerra de Vietnam. La poesía estadounidense estaba muy metida en esos temas, muy involucrada en el movimiento antibélico. Me interesa una práctica poética que vincule el orden social y la vida interna. Nunca he dejado ese terreno. Pero tampoco es que escriba poesía política, no satisface una fórmula poética. Está clara mi posición, soy un migrante, simpatizo con la comunidad migrante, sean o no legales.

—No solo escribe poesía, ¿cómo elige qué género utilizar?

—Escribo prosa también, en parte porque hay algunos eventos en mi vida que no podría ceñir a la poesía, necesitan contarse de manera directa, a veces sin retórica. Escribo ensayos, nada de ficción. Escribo memorias también. Me interesan ciertos temas, tengo una mente un tanto crítica. Siempre hay un requerimiento de este tipo de escritura. Hay más demanda de prosa que de poesía. Los poetas deberían escribir prosa también, la gente pone más atención a los poetas si también escriben reseñas, textos críticos sobre otros autores.

—Ensayos y memorias ahora se etiquetan bajo “no ficción”, una etiqueta que define por oposición.

—Sí, si no es “ficción” podría ser cualquier cosa. Le da cierta flexibilidad, la gente toma ventaja de eso. Creo que estas distinciones son más del mercado, son ontológicas dependiendo si la historia es real o no, si es producto de la imaginación, pero es una frontera. Lo importante son las historias. La ficción pasa por crisis, los ensayos también: pero la gente necesita historias, contarlas y escucharlas. Somos una especie animal que crea significados, y lo hacemos casi siempre a través de la narrativa, con historias. Todos vamos por el mundo narrando nuestra propia historia de diferentes maneras, muchas veces sin darnos cuenta. Eso nunca se detendrá.

—Habiendo nacido en la India y migrado en la infancia, ¿cómo fue descubrir la literatura de la India desde Estados Unidos?

—Absorbí la cultura por mis padres y su identidad, aunque no empecé a leer literatura de la India hasta casi los 20 años de edad, ya como adulto. Fue con los textos sagrados, los Upanishads, Bhagavad Gita y Gita Govinda, entre otros. Es una literatura que he conocido esporádicamente. Conozco las épicas, las historias clásicas, pero no tengo tanto esa formación como con la literatura occidental.
 

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