Lunes, 18 de Marzo 2024

En el Pacífico, Jalisco reina

La afición de los Charros hizo pesar la localía

Por: El Informador

Ambiente en el estadio. Los aficionados festejan al máximo. Charros de Jalisco

Ambiente en el estadio. Los aficionados festejan al máximo. Charros de Jalisco

Anoche el grito de batalla era claro en Zapopan. Con el brazo derecho levantado, se escuchaba el “Charros, Charros” en voz de todos los fanáticos que se hicieron presentes para disfrutar del duelo definitivo entre los de Jalisco y Culiacán.

Durante ocho entradas completas el público bailó, cantó y celebró cada una de las ocho carreras producidas por los locales.

Nadie les iba a echar a perder esta fiesta.

Los nervios se hicieron presentes cuando llegó la que algunos conocen como la “fatídica séptima entrada”, pues llegó la primera carrera de los Tomateros, pero la suerte le sonreía a los de Jalisco.

Llegó la novena entrada y con ella, Roberto Osuna. El pitcher cerrador de los Charros fue recibido como héroe por la afición que coreaba su nombre pues sabían perfectamente lo que significaba su presencia en el montículo: los Charros estaban a tres outs de la victoria.

Al comenzar su labor, el relevista se enfrenta a Ramiro Peña, quien logra colocar un batazo elevado por el jardín izquierdo, pero el jardinero está atento. Cae el primer out. 

El público grita de emoción, el título está cerca. Viene Elizalde al bat de Tomateros y logra colocarse en primera base. El partido está controlado, pero la afición se lanza con todo para apoyar a su pítcher. 

Meneses, el autor del único cuadrangular del partido, toma el bat y manda la pelota con fuerza hacia el jardín derecho, pero es muy elevado. Cae el segundo out. 

De repente el estadio baja el volumen. La afición alienta, pero no de igual manera. Levantan sus celulares y comienzan a grabar, saben que el out del título se aproxima. 

Osuna lanza y el de Tomateros conecta un batazo hacia el jardín central. Por un segundo, pareciera que todo transcurre en cámara lenta mientras cae la pelota hacia Félix Pérez. 

Segundos después el estadio estalla y suena el mariachi. Ese ruido solo podía significar una cosa: Charros de Jalisco es campeón. El trofeo se queda aquí.

Los jugadores corren al centro del diamante entre abrazos y euforia, mientras que en la tribuna la cerveza cae como si fuera champaña y como no podía ser de otra manera, la melodía de El Rey, en la voz de Vicente Fernández empieza a sonar.

Mientras el cielo se ilumina con pirotecnia, la multitud grita a todo pulmón “pero sigo siendo el Rey” y es que, esta anoche, en el Pacífico, la corona es de Jalisco.

MQ
 

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