Viernes, 29 de Marzo 2024
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- Regalar pescados

Por: Jaime García Elías

- Regalar pescados

- Regalar pescados

Nadie, que se sepa, duda de la sabiduría del consabido proverbio chino: “Regala un pescado a un hombre, y le darás alimento para un día; enséñale a pescar, y lo alimentarás para el resto de su vida”.

-II-

Es probable que el adagio aplique a los cacareados “programas sociales” de la actual administración: el de Adultos Mayores que pretende favorecer a todos los mayores de 65 años, incluidos los beneficiarios de jugosas pensiones y jubilaciones del Seguro Social, Pemex, la Comisión Federal de Electricidad y burócratas “de angora”; “Jóvenes Construyendo el Futuro”, “Sembrando Vidas”, becas y apoyos al campo, etc.

Dichos programas, según la propaganda oficial, alcanzan al 70% de los hogares mexicanos. En la hipótesis de que así fuera, vale subrayar, por una parte, que a falta de los correspondientes estudios socioeconómicos, muchos destinatarios de esas dádivas gubernamentales -hechas con el dinero de los impuestos- no las necesitan, mientras que en el 30% excluidos de las mismas, seguramente hay muchos más necesitados que no pocos que las reciben; entre ellos los 57.5 millones de mexicanos (el 43.9% de la población), que viven en condiciones de pobreza, más los 10.8 millones (el 8.5% de la población) que, según las cifras de Coneval, lo hacen en pobreza extrema.

En otras palabras, como reza otro adagio, “Ni son todos los que están, ni están todos los que son”.

-III-

Está probado, por lo demás, que aunque pueden ser fuente de riqueza para algunos -¿quién no ha oído historias de mendigos que viven en la abundancia, aunque tengan que disimularlo...?-, las limosnas (o como se prefiera denominarlas) no acaban con la pobreza. Como dijera alguna vez el arzobispo emérito de México, Norberto Rivera Carrera, “Dar limosnas solo sirve para crear más limosneros”.

Aunque tienen programas asistenciales, porque en todas partes hay infelices que los necesitan, los países desarrollados entienden que los buenos gobiernos son aquellos que generan condiciones propicias para la inversión y la generación de empleos -materias en las que México, hoy en día, es deficitario-, porque la principal fuente de desarrollo son los empleos permanentes y las empresas que los crean y se preocupan por remunerarlos con salarios dignos.

Y no precisa ni necesariamente por altruismo o filantropía, sino en el entendido -objetivo y pragmático por donde quiera verse- de que un trabajador bien pagado, a diferencia de otro que percibe un salario de miseria, es un potencial consumidor de los productos y servicios que las mismas empresas ofrecen.

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