Si sigue vigente el adagio de que “Fuera de (la ciudad de) México, todo es Cuautitlán”, convendrá decidir si será pertinente que los habitantes de Cuautitlán se miren en el espejo de los de la Ciudad de México y planteen a sus autoridades -con todo el respeto que se merecen, por supuesto-, a título de advertencia, que se aseguren de no cometer errores como los que probablemente ocasionaron el reciente incendio en el Centro de Control 1 del Sistema de Transporte Colectivo Metro, al efecto de cancelar -o reducir al mínimo, en el peor de los casos- la posibilidad de que lo ocurrido en la orgullosa Ciudad de México suceda también en la modesta y provinciana Cuautitlán.-II-Se trata, obviamente, de considerar las primeras consecuencias del percance: el fallecimiento de una persona a raíz del incendio; la suspensión del servicio durante varios días en seis líneas del Sistema; la necesidad de habilitar rutas de emergencia para cubrir con autobuses, parcialmente al menos, las cotidianas necesidades de transporte que demandan imperativamente muchos miles de usuarios; trastornos, incomodidades, contratiempos, demoras y gastos adicionales para esos miles de usuarios; el grave riesgo de que a tales perjuicios se sume (ya se verá en las próximas dos semanas…) un incremento significativo en los contagios de COVID-19 en una mancha urbana en que conviven más de 20 millones de personas y que se encuentra en “semáforo rojo” a causa de la pandemia, a consecuencia del inevitable hacinamiento en paradas y camiones habilitados para sustituir a los trenes…En lo que se emiten los dictámenes periciales sobre las causas del percance, desde el primer día surgieron especulaciones (“Piensa mal y acertarás”, decían las abuelas de antes…) en el sentido de que, al efecto de dar prioridad a otros proyectos “prioritarios” de la actual administración -el Tren Maya, el Aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería de Dos Bocas, las partidas asignadas a los “programas sociales”…-, hubo recortes a los presupuestos para el mantenimiento del Sistema…, y, por ende, omisiones y deficiencias en el mismo.-III-Los habitantes de Cuautitlán -entiéndase “Guadalajara y anexas” para efectos de inventario- quisieran creer que las cosas son diferentes en su terruño; que sus autoridades han tomado medidas para que ahí no suceda -en servicios como las tres líneas del Tren Eléctrico Urbano, por ejemplo- lo que desgraciadamente sucedió allá… Y eso vale lo mismo si la malévola hipótesis apuntada líneas arriba se confirma, que si no.
