Al igual que en noviembre pasado, que a dos años de su gestión salió a dar un informe especial de los índices delictivos comparándolos con los de las administraciones estatales anteriores, el gobernador Enrique Alfaro optó, como lo hacen casi todos los políticos, por buscar un encuadre para destacar en lo que se avanzó y minimizar o de plano omitir los retrocesos, para construir una narrativa positiva en los logros de un tema que sigue siendo una de las principales preocupaciones de los jaliscienses y de los mexicanos, como es la crisis de inseguridad y de violencia.Así como hace dos meses destacó que la comisión de delitos disminuyó un 25 por ciento de enero a septiembre del 2020, lo que significó que se registraron 26 mil 255 delitos menos que en el mismo periodo del 2019, entre ellos 14 mil 847 robos menos, el lunes pasado aseguró que en sus dos primeros años de gobierno bajó 40 por ciento la comisión de delitos patrimoniales. El “indicador contundente” de que en materia de combate a la delincuencia su gobierno va “por el camino correcto” y “el avance es muy significativo” es que mientras en el 2018 se abrieron 65 mil 587 carpetas de investigación por delitos patrimoniales, el año pasado se abrieron sólo 39 mil 279, aunque más adelante reconoció, con mucha razón, que es “todavía inadmisible”.Pero esta vez no sólo destacó las cifras a la baja en este tipo de delitos para hacer un autobalance positivo de su gestión en seguridad, sino que atribuyó el incremento de los feminicidios a conflictos familiares, ya que dijo, casi la mitad de ellos ocurren en los hogares. Sobre el grave problema de los desaparecidos y las fosas clandestinas, insistió que si Jalisco despunta en el hallazgo y la exhumación de cadáveres es por el hecho de que por primera vez hay una búsqueda sistemática y seguimiento de esos reportes, aunque poco dijo de lo que se está haciendo para capturar a los raptores y asesinos que cometen las desapariciones.Para acabar de presentar esta autoevaluación desde la perspectiva del vaso medio lleno, en el informe nada se dijo del artero asesinato del ex gobernador Jorge Aristóteles Sandoval, ni del segundo ataque orquestado en más de 40 puntos del sistema de videovigilancia y de botones de emergencia, conocido como el Escudo Urbano C5, que mostró en toda su dimensión la vulnerabilidad y poca capacidad de respuesta de las corporaciones policiales para detener a los grupos delincuenciales que los desafían y los agreden. Estos hechos, que contrastan con la buena noticia de la baja en los índices de delitos patrimoniales, también los eclipsan y contribuyen de manera determinante, al igual que los homicidios diarios, algunos de los cuales ocurren a plena luz del día y en las avenidas más transitadas, provocan que la percepción de inseguridad y de indefensión ciudadana ante la delincuencia también crezca. jbarrera4r@gmail.com
