Entre las críticas que más incomodan al gobernador Enrique Alfaro están las relacionadas con los desaparecidos. Como en otras áreas que enfrentan rezagos en su gobierno, el mandatario reprocha que detrás sólo hay un deseo por desestabilizar al estado. Quizá por eso, con más de 15 mil desaparecidos en Jalisco, el gobierno estatal enfocó su estrategia de comunicación en contraponer semanalmente la cifra de localizados. Tan solo ayer informaron que en la última semana dieron con 35 personas desaparecidas. Pero distingamos entre los localizados gracias a labores de investigación de la Fiscalía de Desaparecidos y las ausencias voluntarias en donde no hay víctima ni delito qué perseguir. Vía transparencia, obtuve estos datos de la Fiscalía de Desaparecidos. En este sexenio, han localizado 9 mil 480 personas, de las cuales 7 mil 17, esto es, el 74%, no fueron víctimas de un delito. ¿Esto qué significa? Que muy probablemente se fueron y volvieron por voluntad propia. Pero se trata sólo de una inferencia, si bien bastante creíble, pues la dependencia no sistematiza esta información clave para medir la eficiencia de las investigaciones criminales. La Fiscalía «resuelve» estos casos por medio de un método infalible: personal asignado a un teléfono llama a la familia constantemente para corroborar si el ausente regresó. Los desaparecidos que deben ocupar a la autoridad son aquellas víctimas de desaparición forzada o cometida por particulares. De estos, la Fiscalía me informó que localizó a 2 mil 65 víctimas, pero mil 756, casi dos terceras partes, fueron hallados muertos. El resto de localizaciones corresponde a ciudadanos que fueron víctimas de un “delito diverso”. No hay que esforzarse mucho para medir la eficiencia de la dependencia en la localización de personas. La identificación de fosas con muertos no puede ser un parámetro exitoso de resultados. En la columna de ayer compartí el testimonio de una ex policía investigadora que retrata desde sus entrañas cómo opera la Fiscalía de Desaparecidos: saturada, sin personal ni recursos tecnológicos, con trabas burocráticas y enfocada en casos mediáticos. Por eso cuando nos reprochan a los medios que ante el problema de los desaparecidos contemos también a los localizados, habría que responderles que cuenten bien para que no quede en puro cuento. Los desaparecidos que necesitan de la Fiscalía son aquellos privados de la libertad porque queremos que regresen a casa con vida. Para ellos se creó una institución entera.
