Sábado, 20 de Abril 2024

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AMLO y las leyes neoliberales

Por: Rubén Martín

AMLO y las leyes neoliberales

AMLO y las leyes neoliberales

A estas alturas del partido, ya todo mundo sabe que la narrativa del presidente Andrés Manuel López Obrador se basa en el contraste de supuestas opciones políticas entre el campo liberal que él dice representar y los conservadores, que prácticamente son todos los que no están de acuerdo con él, pues en este bando

Incluye tanto a personajes de derecha, como a movimientos de izquierda e incluso antisistémicos.

En un discurso aparentemente simple, pero poderoso políticamente para movilizar a sus seguidores, López Obrador se presenta como una opción política que básicamente tiene dos objetivos: combatir la corrupción de la mafia del poder y lograr un cambio mediante la Cuarta Transformación de la vida pública nacional.

Uno de los objetivos de la Cuarta Transformación, lo ha dicho reiteradamente el presidente, es echar para atrás las reformas neoliberales impulsadas por los gobiernos de sus adversarios del PRIAN. Pero entre más transcurre el gobierno de la Cuarta Transformación, cada vez se aprecian más huecos e inconsistencias, y hasta contradicciones, en este objetivo.

Un buen ejemplo es la reforma a la Ley de Hidrocarburos que López Obrador envió al Congreso de la Unión en el actual periodo y cuyo dictamen ya fue aprobado por los legisladores de Morena y partidos aliados en la Cámara de Diputados la madrugada del jueves 15 de abril por 292 votos a favor, 153 en contra y 11 abstenciones. El dictamen aprobado por los diputados pasa a los senadores para su ratificación, dada la mayoría que el partido del presidente tiene en esa Cámara.

López Obrador y los legisladores de su partido defienden esta reforma como un esfuerzo para contrarrestar la tendencia privatizadora y desmanteladora de Petróleos Mexicanos (Pemex) y la presentan como una iniciativa que devuelve el Estado mexicano el control estratégico de la producción y distribución energética.

Las críticas de los adversarios de López Obrador se han centrado en dos asuntos: desde el sector empresarial se pretende hacer creer que los cambios impulsados por López Obrador suponen un riesgo para la inversión privada con el argumento de que no se ofrece certeza jurídica para los inversores privados. Otro aspecto es que presentan la reforma de López Obrador como regresiva en términos ambientales al priorizar energías fósiles sobre las mal llamadas energías verdes o limpias.

Si como afirma en su discurso, López Obrador quiere revertir las leyes neoliberales, debería combatir el corazón de esta legislación, no renovarlo

Es un discurso hipócrita, por decir lo menos, viniendo de políticos de los pasados gobiernos priistas y panistas que basaron las políticas estatales de promoción de la inversión privada en todos los campos de la economía sin importarles un comino el medio ambiente y propiciando una devastación ambiental sin precedentes en el país.

Pero hay otra crítica que se hace desde otro campo político: desde pueblos y comunidades que han resistido y luchado desde hace décadas tanto contra las políticas privatizadoras que impulsan las industrias extractivas y contra el despojo y la devastación ambiental que acompañan siempre a estas dinámicas de acumulación de capital.

Desde este campo político se cuestiona y critica a López Obrador porque sus reformas no van en contra del corazón de las leyes neoliberales, al permitir que las industrias extractivas se sigan considerando estratégicamente prioritarias y preferentes por sobre cualquier otro tipo de actividad que lleven a cabo las comunidades y pueblos que mantienen la propiedad comunal o social de sus tierras. Desde el campo de la sociedad civil, la Alianza Mexicana contra el Fracking emitió un comunicado el 13 de abril en el que cuestiona que la reforma de López Obrador sigue considerando a los proyectos de hidrocarburos como preferentes por lo que permiten el uso y ocupación de los territorios de pueblos y comunidades.

Hasta donde se sabe, los legisladores aliados del presidente no cambiaron el corazón neoliberal de la Ley de Hidrocarburos, el artículo 96 de la ley vigente que dice que “la industria de Hidrocarburos (…) es de utilidad pública. (…) Las actividades de Exploración y Extracción se consideran de interés social y orden público, por lo que tendrán preferencia sobre cualquier otra que implique el aprovechamiento de la superficie o del subsuelo de los terrenos afectos a aquéllas”.

Este es justo el corazón de las leyes neoliberales, y su antecedente es el artículo 6º de la Ley Minera impulsada por el zar neoliberal, Carlos Salinas de Gortari en junio de 1992 y que estableció que “la exploración, explotación y beneficio de los minerales o sustancias a que se refiere esta Ley son de utilidad pública, serán preferentes sobre cualquier otro uso o aprovechamiento del terreno”.

Con estas pocas palabras convertidas en ley, se impulsó la mayor ola de despojos que ha sufrido México desde la Colonia y desde las Leyes de Reforma de los liberales del siglo XIX que López Obrador tanto defiende.

Si como afirma en su discurso, López Obrador quiere revertir las leyes neoliberales, debería combatir el corazón de esta legislación, no renovarlo.

rubenmartinmartin@gmail.com

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