Viernes, 19 de Abril 2024

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Contagios al alza, cuidados a la baja

Por: Rubén Martín

Contagios al alza, cuidados a la baja

Contagios al alza, cuidados a la baja

Las tasas de contagio por COVID-19 baten récord en todo el mundo, con Estados Unidos a la cabeza, donde la epidemia parece fuera de control con tres mil muertos diarios, más que los fallecidos en los ataques a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001, y con aumento de un millón de infectados cada cinco días. Estados Unidos acumuló ayer 14.7 millones de infectados y un millón 524 mil fallecidos por esta enfermedad.

La curva de contagios que se puede monitorear día a día en el sitio especial de la Universidad de Johns Hopkins revela una tendencia ascendente por demás preocupante, que apunta a un invierno (en el Hemisferio Norte) que aumentará drásticamente los niveles de contagios que se han registrado hasta ahora. Lamentablemente ya vuelven a reportarse hospitales saturados y sistemas sanitarios colapsados, como está ocurriendo en California y Texas. 

Todo indica que, contra lo esperado y contra el estado de ánimo colectivo tras largos meses de cuarentena, lo peor está por venir.

Lo mismo ocurre en México. Ayer nuestro país rebasó un nuevo récord de contagios con 12 mil 127 nuevos casos confirmados en un día para sumar un millón 156 mil 770 personas que han enfermado de coronavirus desde que se reportó el primer caso a fines de febrero. Ayer se reportaron también 690 personas fallecidas para sumar 108 mil 863 muertos durante la pandemia.

Jalisco no escapa a este contexto. El jueves el gobierno estatal reportó 904 nuevos casos de personas contagiadas y 50 fallecidos; ayer viernes las cifras fueron 864 nuevos casos confirmados y 24 defunciones.

El anhelado aplanamiento de la curva de contagios no se ha cumplido y lo que se tiene es una meseta que tiende a subir para constituirse en una nueva oleada de contagiados. 

Pero en la misma semana que se revelan estas cifras y tendencias preocupantes, se anuncian medidas que parecen ir en sentido contrario a la emergencia sanitaria que estamos viviendo. Luego de autorizarse la asistencia de aficionados al partido Chivas-América, esta semana se anunció el regreso presencial a clases para el 25 de enero, la apertura del Santuario de Guadalupe para recibir a los peregrinos que adoran esta imagen, y la apertura de bares, antros y salones de eventos cerrados. 

En todos los casos se insiste que son medidas estudiadas y que habrá protocolos especiales como la asistencia dividida y escalonada a los salones de clases, menores aforos en todos los casos y vigilancia de la autoridad para que se cumplan los protocolos, amen de las medidas sanitaria ya clásicas: uso de cubrebocas, sana distancia y lavado constante de manos. 

Y también en todos los casos se citan cuestiones económicas en juego. Se dice, por ejemplo, que de la apertura de bares, antros y salones de eventos cerrados dependen los ingresos de  60 mil empleos. Y de este modo se revela la dificultad que tenido los gobiernos en encontrar el delicado equilibrio entre la protección de la salud y la protección de la economía. 

Pero no parecen tomarse en cuenta los graves riesgos que estas aperturas pueden ocasionar muy pronto: graves brotes de contagios que saturen hospitales y hagan colapsar los sistemas sanitarios.  

En algunos lugares, brotes localizados son suficientes para desatar oleadas de contagios a gran escala, como ocurre en Hong Kong donde la reticencia de la burguesía a guardar cuarentena y su empecinamiento en continuar con “tardes de tango, rumba o swing vividas en catorce salones de baile han derivado en una grave cuarta oleada de contagios por coronavirus” en esa ciudad (https://www.informador.mx/bailes_hong_kon-vf20201203mp4.html). 

A diferencia de la primera oleada de contagios de febrero y marzo de este año cuando se decretó la primer cuarentena cerrando todas las actividades no esenciales, en esta nueva oleada pareciera que los gobiernos están apostando por abrir todas las actividades, advertir de los riesgos que conlleva asistir a esos lugares, anunciar protocolos y dejar a la responsabilidad individual cuidarse o no. Es una apuesta arriesgada que pone por delante el funcionamiento de la economía por delante del cuidado de la vida. El negro invierno que se avecina parece indicar que nada bueno saldrá de esta apuesta. 

rubenmartinmartin@gmail.com

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