Martes, 23 de Abril 2024

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“Corcholatas”, entre simulación, despilfarro y cinismo

Por: Salvador Cosío Gaona

“Corcholatas”, entre simulación, despilfarro y cinismo

“Corcholatas”, entre simulación, despilfarro y cinismo

No recuerdo alguna ocasión en que un secretario de Gobernación se mostrara comiendo garnachas antes que dar a conocer alguna información relacionada con las acciones inherentes a su cargo. Tampoco recuerdo a un jefe de Gobierno que estando en funciones abandonara su Estado los fines de semana para placearse por todo el país en una campaña disfrazada. Mucho menos recuerdo a un secretario de Relaciones Exteriores haciéndose el cómico y pintándose la cara para ganar seguidores en redes sociales o haciendo circular un peluche con su figura. Y lo más grave, no recuerdo que un Presidente “destapara” a sus “corcholatas” con un año y medio de anticipación, ni que se registrase tal desprecio por el órgano que garantiza la democracia en este país, sus autoridades y todo lo que representan.

Andrés Manuel López Obrador (AMLO) se ha catapultado como el gran destructor en lo que va de su Gobierno. Lo mismo destruye personas y trayectorias, que instituciones, programas, servicios, estrategias, políticas públicas, obras, aeropuertos y leyes. Para el todopoderoso Presidente mexicano no hay nada ni nadie que merezca permanecer en pie si él así lo determina.

AMLO está resuelto a desaparecer el Instituto Nacional Electoral (INE), el órgano garante de que prevalezca la democracia en México y al que al menos un millón de personas salieron a las calles a defender en noviembre pasado.

Su vilipendio hacia el instituto que tutela Lorenzo Córdova es tal que ha permitido y alentado que sus “corcholatas” protagonicen una abierta pelea por ganar la candidatura de Morena a la presidencia de la República en 2024 sin que se hayan abierto aún los tiempos electorales.

De manera que teniendo la bendición de su jefe máximo para romper las leyes electorales, a los suspirantes del partido guinda les han tenido sin cuidado los llamados al orden, los extrañamientos y las sanciones por parte del INE.

En este contexto, a la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, por ejemplo, no le preocupó qué pensaría el INE cuando tapizó el país con pinta de bardas y colocación de lonas, así como la difusión en redes sociales con la frase “#EsElla”, “EsClaudia”, y “para que siga la transformación”, al tiempo que recorría la República Mexicana dictando conferencias para compartir “sus éxitos de gobierno en CDMX”. (Por el caso de la pinta de bardas y colocación de lonas la Comisión de Quejas y Denuncias del INE determinó la procedencia de medidas cautelares, al considerar que existía una estrategia de publicidad atípica y actos anticipados de precampaña y/o campaña.)

Adán Augusto López García, también con el aval del Presidente, se da el lujo de compartir videos comiendo un tamal. Hace que futbolistas graben videos enviándole saludos en TikTok. Y manda circular un periódico como medio de propaganda llamado “A Gusto del Pueblo” (de acuerdo con Raymundo Riva Palacio en su columna para el diario Eje Central).

Y qué decir de Marcelo Ebrard, el flamante canciller que lleva años esperando su momento y no está dispuesto a perder la que quizá sea su última oportunidad de llegar a la Presidencia de la República. Marcelo ha estado tejiendo fino y aparentemente cuenta ya con una profusa red de seguidores que, según se dice, estaría dispuesto a llevar consigo a otra trinchera si le niegan la candidatura en Morena. Pero no por ello ha sido ajeno a las tentaciones de adelantarse en la carrera morenista y también ha incurrido en acciones que si bien no constituyen un quebranto a las leyes electorales, sí hablan de que quiere estar en la jugada como ocurrió a finales del año pasado, cuando difundió encuestas que presuntamente lo posicionaban como la persona con más apoyo tanto en la militancia de Morena como de la ciudadanía en general, de cara a la elección presidencial del 2024. Y más recientemente, comenzaron a circular los “Marcelitos”, que son pequeños muñecos de tela con la imagen del canciller que fueron repartidos por diputados federales y locales que apoyan al candidato en una conferencia llevada a cabo en Tijuana el pasado fin de semana.

Ninguno de los tres ha sido ajeno a incurrir en desfiguros; lo mismo hemos visto a Ebrard pintarse la cara de catrín que a Claudia disfrazada de deportistas saltando en un trampolín, o a Augusto dirigirse de manera soez. Sin dejar de mencionar que los dos últimos cuentan ya con su propia cumbia.

En todo este circo, que como ya decíamos, mucho de él se desarrolla rompiendo o torciendo las leyes electorales, habría que preguntarse sobre los recursos que las “corcholatas” destinan para promocionarse y principalmente de dónde salen esos dineros con los que Sheinbaum puede colocar miles de lonas, pintar igual o mayor número de bardas y recorrer cada fin de semana diversos puntos del territorio nacional. De dónde salen esas grandes cantidades -porque los futbolistas no son baratos- para que famosos envíen mensajes diciendo que se sienten “Augusto” y para publicar periódicos, o para que Ebrard pueda sostener redes de simpatizantes y pague los Marcelitos que seguramente muy pronto veremos circular de manera profusa.

El ex presidente del Instituto Federal Electoral -hoy INE-, Luis Carlos Ugalde, señaló en días pasados que “la democracia no sólo requiere reglas precisas para jugar, también autocontención de los participantes. No hay ley perfecta que contemple todas las modalidades de comportamientos sancionables. La ley electoral mexicana, por ejemplo, no contiene una sección que prohíba que los jugadores de futbol graben mensajes en TikTok dirigidos a saludar al secretario de Gobernación.

Por eso es tan importante la responsabilidad política y la prudencia, sobre todo cuando eres el funcionario responsable de mantener las condiciones de gobernabilidad en el país, el diálogo entre poderes públicos y la negociación con los partidos de oposición”.

Si bien Ugalde no necesariamente refiere que algunos actos como los aquí señalados signifiquen violaciones directas a la normatividad, sí advierte que “con razón muchos señalan el riesgo de no detener estas simulaciones”.

Las “corcholatas” de Morena pueden quebrantar las leyes electorales o manejarse al margen de ellas porque como dije antes, cuentan con la complacencia y complicidad de AMLO. Fue él quien las destapó, quien las puso a competir y es el responsable de la simulación, el despilfarro y el cinismo con el que actúan. La pregunta es ¿hasta dónde piensan llegar y qué tanto el INE estará dispuesto a tolerar? ¡Al tiempo!

opinión.salcosga@hotmail.com
 

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