Jueves, 28 de Marzo 2024

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Diario de un espectador

Por: Juan Palomar

Diario de un espectador

Diario de un espectador

Atmosféricas. El leve rumor del jardín pide tiempos mejores, a través de sus hojas que proclaman, a pesar de los pesares, la esperanza. Ante la amenaza planetaria sólo tiene el jardín sus sombras a ofrecer, sus colores para recordar la alegría, su confianza ciega en una Providencia que ha sabido velar por su larga subsistencia. Votos fervientes por que las circunstancias sean lo más favorables posibles, porque haya la serenidad y el buen sentido que más que nunca se requieren.

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La escena se repite a través de los años. Un muelle de tablas disparejas marca no el final, sino el paso improbable y cierto de los muchachos sobre el filo de la vida. Sobre la plataforma, en bicicleta, la imagen da cuenta de todo el recorrido. Mañanas doradas cruzando campos en flor, largas siestas al mediodía antes de volver a emprender la jornada, tardes interminables que volvían su sombra cada vez más larga sobre los pastizales renovados. Pueblos diversos, un campanario muy blanco y una bandada de casas fraternas bajo los tejados impecables. Lugares que sonaban a monedas de oro cuando su nombre se repetía alejándose. Y luego el presente en donde, en la ciudad de las mil cúpulas resplandecientes, un atajo inesperado termina en el muelle. Cuestión de intentar otro camino, piensan, y de ensayar al paso una pirueta que es un saludo y una celebración de la vida que vibra por sus venas. Y la escena se repite, los muchachos se alejan.

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De la batea de las postales. Después de estudiar la imagen con detenimiento se comprende que los destellos que forman una cruz no están hechos de ninguna otra materia que del tiempo en su recorrido impasible. Sin embargo, fijándose bien, las tenues líneas parecen vibrar, casi imperceptibles, mientras la mirada las considera. Y es como si el trazo convoca entonces a todo lo que esa luz ha tocado y que da, exactamente, esta luz calma y fugaz. La sabiduría del universo se vierte entonces por la hendidura y vuelve presentes la ruta de las estrellas, el giro incesante de los planetas más lejanos, el rumor poderoso de todos los ríos que son. Y bandadas de pájaros en un vuelo siempre pródigo.
Y de la postal, de esa precisa imagen, se levanta un verso de Leonard Cohen: Hay una grieta/ una grieta/ en todo/ es así como entra la luz.

jpalomar@informador.com.mx
 

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