Viernes, 29 de Marzo 2024
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Economía, verdadera oposición de López Obrador

Por: Diego Petersen

Economía, verdadera oposición de López Obrador

Economía, verdadera oposición de López Obrador

No tiene sentido insistir en que lo único peor que Morena es la oposición. Partidos desarticulados, sin discurso, alejados de las ideas y los ideales, pragmáticos hasta el cinismo, carentes de liderazgos y encima mercenarios. Con ese escenario enfrente Morena y sus aliados han transitado con relativa tranquilidad a lo largo de la primera mitad del sexenio. Los votos de la oposición son en realidad los votos contra López Obrador, que él mismo se ha encargado de incrementar, pero no los votos de una visión alternativa de país. Concentrado en la desarticulación política de la oposición y en la gestión de su propio movimiento el presidente no vio venir a quien puede ser su verdadero opositor, el gran enemigo en las urnas: la economía.

Si algo ha caracterizado la administración de la autodenominada Cuarta Transformación es un escrupuloso, casi temeroso, manejo de las finanzas públicas. No ha habido un reforma fiscal de fondo, no se ha contratado deuda (lo cual no quiere decir que no haya aumentado) no hay un déficit presupuestal más allá de lo considerado como ortodoxo. Ha sido, hasta ahora, un manejo sumamente disciplinado, rayando en lo neoliberal, de las variables económicas. El problema está en otro lado: el gobierno de Morena ha sido incapaz de hacer crecer la economía del país y por tanto incrementar el bienestar de la población.

La pandemia no es el problema, es sólo una enorme roca en un camino ya accidentado. Si nos quejábamos del dos por ciento promedio de crecimiento durante los primeros 18 años del siglo XXI, dos sexenios del PAN y uno del PRI, hoy aquello parece un lujo asiático. La alerta se encendió con el crecimiento cero del primer año. Sin embargo, la pandemia, que vino como anillo al dedo, generó la percepción de que había un agente externo responsable de la falta de crecimiento. Decrecimos 8.5 por ciento en el 2020 producto del parón de las actividades productivas pero el rebote no llegó en 2021, fue apenas un brinquito en los primeros meses que no alcanzó para recuperar lo perdido. La Ciudad de México le cobró al presidente en las urnas la falta de crecimiento en junio pasado.

Las expectativas para el 2022 no son muy halagüeñas. El crecimiento que se esperaba arriba de 3% ya fue revisado a la baja apenas al comenzar el año y la inflación, que no por explicable es menos dañina para los más pobres, no parece tener una contención en el corto plazo. Los economistas del gobierno se desvivirán en explicaciones de por qué no crecemos (ese ha sido siempre el trabajo de los economistas) pero en las urnas cuentan los fideos no los rollos. Si no hay crecimiento en los próximos años, la economía le terminará cobrando caro al presidente y su partido.

Si no hay crecimiento en los próximos años, la economía le terminará cobrando caro al presidente y su partido

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