Sábado, 20 de Abril 2024

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El imperio del despojo en Jalisco

Por: Rubén Martín

El imperio del despojo en Jalisco

El imperio del despojo en Jalisco

El nombre y las formas cambian, pero en el fondo todos estos casos suceden bajo la misma lógica: la acumulación por despojo. Ya sea El Zapotillo, Villas Panamericanas, Iconia, baños de mercado San Juan de Dios, proyecto inmobiliario en Santa Cruz de la Soledad, etc., lo que impera hoy por hoy en Jalisco es la acumulación por despojo.

En todos los casos, territorios o bienes comunes, es decir pertenecientes a lo común, se ponen a disposición de capital privado para desatar dinámicas de acumulación de capital mediante las que se obtienen jugosas ganancias.

Y en todos los casos, el Estado, es decir las instituciones y gobernantes en turno, facilitan con leyes, permisos, reglamentos o violando todos ellos, que las corporaciones privadas manejen tierras, aguas, parques públicos, oficinas públicas, para hacer grandes negocios. Incluso privatizando los excrementos de baños en mercados públicos. El capital ve lucro detrás de todo.

El despojo impera en Jalisco en todo el territorio buscando desatar dinámicas de acumulación de capital ya sea despojando y privatizando el agua como en el megaproyecto hidráulico de El Zapotillo o con las grandes concesiones de extracción de agua entregadas a inmobiliarias, mineras, refresqueras, cerveceras, o los grandes agronegocios del monocultivo (caña, aguacate, agave y berries). 

Impera el despojo de tierras a comunidades indígenas y agrarias para expandir el agronegocio, la minería, los negocios turísticos o inmobiliarios como en los berries de municipios del sur, las aguacateras o tequileras. Hay pueblos de pescadores que tienen desaparecidos por los grandes negocios del turismo o del crimen organizado, que muchas veces van de la mano, como en La Cruz de Loreto. Hay despojo en las comunidades de Santa Cruz de la Soledad, Chapala para negocios turísticos y Santa Cruz de las Flores, Tlajomulco, para el negocio inmobiliario. O en Chalacatepec, Tomatlán, donde la ambición de gobernantes y capitalistas sueña con hacer un nuevo Cancún despojando de tierra a los ejidatarios y de las pensiones a los trabajadores al servicio del estado.

Hay despojo de bosques en El Nixticuil y en La Primavera, donde desde hace años se tienen diseñados fraccionamientos con miles de viviendas con las que calculan ganar miles de millones de pesos.

En todos los casos, territorios o bienes comunes, es decir pertenecientes a lo común, se ponen a disposición de capital privado para desatar dinámicas de acumulación de capital...

Con el engaño de las energías limpias, se despoja y devastan tierras campesinas en Los Altos de Jalisco con sembradíos de parques fotovoltáicos, o con concesiones para explotaciones geotérmicas en la comunidad indígena de San Francisco, Ixcatán, en Zapopan. 

La reforma del priista Enrique Peña Nieto dejó un reguero de megaproyectos energéticos en Jalisco: cuatro termoeléctricas; un gaseoducto con tres ramales; tres plantas geotérmicas; una planta hidroeléctrica; un parque solar; y varios parques eólicos en Lagos de Moreno y Ojuelos (los detalles en mi columna del 14 de octubre 2020: https://bit.ly/2SqICK0).

Las ciudades no escapan al imperio del despojo, habitualmente asociado a los grandes desarrollos inmobiliarios y turísticos. Aquí algunos de los nombres de estos megaproyectos: Iconia, Cerro de la Reyna, Arcos de Guadalupe, Villas Panamericanas, o venta de predios municipales a precios de ganga a grandes empresas inmobiliarias. 

Dado que por definición la imposición de estas dinámicas de acumulación de capital implican el despojo de territorios, bienes comunes y medios de reproducción de la vida, en todos los casos las comunidades, pueblos y barrios resisten esta imposición. Para ello se organizan y resisten los despojos. Así es como Mezcala ha defendido su comunidad o como Temacapulín ha impedido, hasta ahora, la presa El Zapotillo.

Las resistencias son respondidas desde el gobierno y el capital, con amenazas, casos armados que provocan juicios y encarcelamientos y en el peor escenario, el destierro, las desapariciones y los asesinatos. No hay una comunidad o colectivo que resista despojos que no hay padecido algún tipo de represión. 

Aunque el despojo es parte constitutiva del capitalismo, el actual periodo neoliberal se intensifica la acumulación por desposesión. No es un nuevo ciclo de acumulación, pero lo que se aprecia en conjunto es que el despojo se impone en el estado con todos los medios. El Estado, los gobiernos, han dejado de simular que gobiernan para todos y operan ahora como socios o empleados de grandes fondos de inversión que depredan recursos, medio ambiente y los medios de reproducción de la vida. El imperio del despojo gobierna Jalisco, lo público y lo común se pone al servicio de los negocios privados. No dejemos que nos despojen la posibilidad de buscar una vida digna para la mayoría de los jaliscienses. 

rubenmartinmartin@gmail.com

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