Sábado, 20 de Abril 2024

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Hablamos de los otros, pero ya no de nosotros

Por: Daniel Rodríguez

Hablamos de los otros, pero ya no de nosotros

Hablamos de los otros, pero ya no de nosotros

En un informe publicado en el 2013 por Douglas S. Massey, de la Oficina de Investigaciones de Población en la Universidad de Princeton, que lleva por título ‘La guerra de Estados Unidos contra la inmigración’, ya se hablaba que se vivía -hace ocho años- “un momento indudablemente xenofóbico que muestra el clima en contra de los inmigrantes no vivido tal vez desde los años 1920”.

El reporte hace referencia al proceso legal que se seguía a mediados del siglo pasado -a finales de los 50’s-, cuando se “permitía la entrada de aproximadamente medio millón de inmigrantes mexicanos al año, de los cuales 450 mil entraban con visados de trabajo temporal y 50 mil llegaban con visados de residentes permanentes. A mediados de los años sesenta, los cambios en la política migratoria de Estados Unidos realizados en nombre de los derechos civiles redujeron drásticamente las oportunidades de entrada legal a Estados Unidos. Se eliminaron los visados de trabajo temporal y se limitaron los visados de residentes a 20 mil por año. Con las oportunidades de entrada legal restringidas, los flujos migratorios ya establecidos simplemente continuaron, fuera de los límites legales, dando comienzo a una inesperada reacción en cadena de eventos que culminaron en una guerra total contra los inmigrantes y el rápido crecimiento -sin precedentes- de población residente no autorizada en Estados Unidos”.

Hoy el  panorama es diferente y ya se ha hecho historia. El miércoles conocíamos las cifras correspondientes al año fiscal -que terminó en Septiembre- de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) que señala que a lo largo de la frontera con México, se detuvieron a 1.7 millones de migrantes, estadística que no tiene precedente. Y de ese universo de migrantes detectados, el 61 por ciento -poco más de un millón- fueron deportados inmediatamente, muchos de ellos a México sin que sea su país de origen.

No nos debe sorprender que de los 1.7 millones de migrantes, más de 600 mil -el 35 por ciento-, eran de origen mexicano, el 40 por ciento centroamericanos -Honduras, Guatemala y El Salvador- y el 25 por ciento primordialmente de Haití, Cuba, Colombia y Venezuela.

Mientras que la atención por los migrantes que tienen como destino los Estados Unidos se concentra en la frontera sur con Guatemala y Belice, miles de mexicanos continúan emigrando y buscando en el ‘norte’ conseguir el trabajo remunerador -primero- y después la estabilidad social.

En la actualidad estamos ocupados y distraídos trabajando en ser un escudo migratorio para nuestros vecinos. Todos los días conocemos los casos de abuso en contra de los migrantes por parte de las autoridades de nuestro país, además de ser víctimas de secuestros, extorsiones y de no tener acceso a los servicios esenciales. Esto es solo parte del problema. Pero hemos dejado de voltear a nosotros mismos y dejar de lado, que seguimos convertidos en el principal ‘exportador de migrantes’ -más de una tercera parte de los detenidos y deportados-, sin contabilizar a miles -que son muchos- que han logrado evadir la vigilancia fronteriza del norte y hoy son parte de la economía de Estados Unidos y en donde tienen una tranquilidad laboral y personal que en su propio país -México- no encontraron. ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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