Domingo, 23 de Marzo 2025

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La cachucha 090 de El Dunbo en Teuchitlán

Por: Rubén Martín

La cachucha 090 de El Dunbo en Teuchitlán

La cachucha 090 de El Dunbo en Teuchitlán

Lamentablemente, el centro de exterminio y los hornos crematorios encontrados en un rancho de Teuchitlán no son lo primero que deja a su paso la guerra informal que vivimos en México. Ya en 2011 se descubrieron hornos crematorios funcionando dentro de la penal de Piedras Negras al servicio de Los Zetas. 

Pocos años después, hacia 2015, las madres buscadoras de Coahuila encontraron 27 centros de enterramientos clandestinos en varios ejidos cerca de la ciudad de Torreón. El más conocido de ellos fue en el ejido Patrocinio, donde se encontraron cientos de kilos de cenizas y restos de huesos humanos que fueron incinerados en ese lugar. 

En Jalisco también se han encontrado diversos enterramientos clandestinos y hornos crematorios como en Tala, y más recientemente en hornos crematorios en ladrilleras en Los Altos de Jalisco. Pero el horno crematorio encontrado en el rancho Izaguirre, de la localidad La Estanzuela del municipio de Teuchitlán, ha impactado como pocos, no sólo en Jalisco, sino a escala nacional e internacional. Como los “tráileres de la muerte”, la guerra informal que vivimos en Jalisco trasciende y se convierte en noticia internacional.

Quizá la diferencia del horno crematorio encontrado en Teuchitlán con los que se han encontrado en otras partes del país se debe a dos cosas: al poder de las imágenes a partir del video en vivo que transmitió en sus redes sociales el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco; y dos, debido a la negligencia e impunidad con la que las autoridades responsables dejaron que esto ocurriera. 

Como se sabe, la Fiscalía de Jalisco había cateado ese rancho en septiembre de 2024, después de un enfrentamiento de sicarios del lugar con la Guardia Nacional.

El video de las madres buscadoras de Guerreros Buscadores de Jalisco es muy impactante por las imágenes que transmite y por las evocaciones que suscita. Los retratos con cientos de pares de calzado, ropa y artículos personales de las personas que ahí estuvieron y que, lamentablemente muchos de ellas terminaron calcinados, han recordado a no pocas personas los campos de exterminio de la Alemania nazi, como el centro Auschwitz. 

En una parte del video de Guerreros Buscadores de Jalisco se puede ver que una madre recoge una gorra con el número 090, las siglas CJNG y el apodo Dunbo. Eso es una evidencia sumamente reveladora; indica que varias cachuchas fueron producidas expresamente por alguien. Ese alguien ya sabía que hacía el pedido para una empresa y que ésta solicitaba personalizar la gorra 090 para una persona con un apodo (El Dunbo). Este corto y simple extracto del video nos habla de una organización que cuenta con una cadena de producción de identidad para el personal bajo su mando: cachuchas del CJNG.

Luego se muestran aros aprehensores, libros como El arte de la guerra de Sun Tzu, cartuchos de balas, credenciales del INE (una persona de Tlajomulco: Edgar Fabián Solís Santamarina, nacido el 21 de junio de 1999), llavero de una mujer y un santo; ropa, accesorios personales como aerosoles, cuadernos con anotaciones. Todo a un lado de los hornos crematorios. 

Luego muestra una canasta de plástico con cientos de restos de huesos, presumiblemente humanos, de las personas que fueron incineradas en los tres hornos crematorios enterrados bajo tierra. No son tambos industriales como los que usaban los Zetas en el ejido Patrocinio de Coahuila, no son los hornos de las ladrilleras donde se encontraron restos de incineraciones en Los Altos. No, son otros tipo de hornos crematorios. Lo más indignante de los hallazgos del centro de exterminio de Teuchitlán nos revela la grave omisión de las autoridades de Jalisco, en concreto de la Fiscalía del Estado. Las opciones son claras. El rancho se identificó en septiembre de 2024 y luego, seis meses después, se encuentran todos estos hallazgos.

Esto puede indicar tres cosas: 1) no encontraron los hornos crematorios por incompetencia (“el rancho es muy grande”), 2) no buscaron bien (negligencia), 3) o no buscaron para proteger a los perpetradores (complicidad). Las tres alternativas dejan pésimamente paradas a las autoridades de Jalisco. 

Cada una de ellas es gravísima. En honor de las víctimas del centro de exterminio de Teuchitlán, las autoridades deben buscar verdad, justicia y reparación para las familias lastimadas y en el país debemos hacer algo a fondo para, por fin, parar esta necropolítica que afecta a la mayoría de la población, especialmente a la más joven y pobre de la nación. 

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