Luego de que algunos estuvieron más de un año en sus casas, todo el personal del Congreso fue llamado a presentarse a laborar en las oficinas desde hoy. Aunque la vacunación avanza y las personas mayores o con riesgo ya debieron ser inmunizadas, cuentan que hay quien se resiste a volver a la rutina.En el Legislativo mantendrán medidas como que no activarán el reloj checador, lo que daría cierta libertad al personal. En pasillos del Congreso circulan trascendidos como que algunos burócratas aprovecharon los meses de contingencia para dobletear trabajando en otras cosas, como en autos de plataforma, mientras seguían cobrando puntualmente cada quincena.***Aún les quedan poco más de cuatro meses a los actuales diputados y ya hay amagos de aplicar el año de “Hidalgo” en el Congreso.El primer intento que saltó fue la petición de dar plazas a personal supernumerario. Aunque oficialmente se dijo que el tema era un asunto de escalafón, la propuesta incluía engrosar la nómina con más bases, en una remembranza a pasadas legislaturas donde los diputados en turno heredaron a sus recomendados a una plantilla que superó los mil burócratas.***Andrés Manuel López Obrador abrió sus últimas cartas la semana pasada para el resto del sexenio. Anunció que tiene en la mira tres reformas constitucionales que definirán en parte su legado como Presidente: una reforma electoral para, dice, reducir el costo de nuestra democracia y darle verdadera autonomía al INE; incorporar la Guardia Nacional a las Fuerzas Armadas y fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad a través de la Ley de Industria Eléctrica que ha sido revertida en tribunales.Se trata de la última apuesta en lo que resta de su mandato. Para cambiar la Constitución en la próxima Legislatura, Morena, el partido del Presidente, necesitará la mayoría calificada, es decir, dos terceras partes de la Cámara -334 votos de 500- . Tras perder presencia en San Lázaro en la última elección, los morenistas y sus aliados están ahora a medio centenar de votos de esa mayoría necesaria para cambiar la Carta Magna, a diferencia de los dos votos que requirieron y consiguieron sin dificultad en la primera mitad del sexenio.
