Miércoles, 24 de Abril 2024

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La verdad detrás del COVID-19 de AMLO

Por: Jonathan Lomelí

La verdad detrás del COVID-19 de AMLO

La verdad detrás del COVID-19 de AMLO

Andrés Manuel López Obrador dio positivo a COVID-19. El fin de semana estuvo con Marcelo Ebrard Casaubón, Alfonso Romo y la traductora de Presidencia, Lilia Rubio, durante la llamada a Joe Biden. En distintos eventos, acompañó al titular de la Sedena, Luis Crescencio Sandoval, y al de Marina, José Rafael Ojeda Durán; a Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana; a Luis Rodríguez Bucio, comandante de la Guardia Nacional y Javier May, secretario de Bienestar, entre otros funcionarios de menor nivel.  

AMLO no usó cubrebocas ni guardó la sana distancia. Además es hipertenso, tiene 67 años y en 2013 tuvo un infarto al miocardio. Todas las comorbilidades que aumentan el riesgo para un enfermo de COVID-19.

Su salud y la de su gabinete en medio de la pandemia es un asunto de Estado. Un hombre público, cuyas decisiones marcan el destino de un país, ya no se pertenece (como dice él). Con mayor razón su vida es una expresión de la voluntad democrática de quienes votaron por él, pero sobre todo, del destino de 130 millones de mexicanos que ahora gobierna.

«El hombre no es ni ángel ni bestia», dice Blais Pascal, «y la desdicha quiere que quien quiere hacer de ángel haga de bestia». La pandemia nos recuerda justo esto: nuestra medianía como hombres vulnerables a un virus.

Tras conocerse la noticia, una teoría conspiracionista circuló de inmediato en redes sociales, sobre todo en cadenas de WhatsApp. Qué casualidad: AMLO se contagió cuando hay retraso en las vacunas, en medio del escándalo de su aplicación a Servidores de la Nación y tras la renuncia de Miriam Veras, Jefa del Programa de Vacunación Universal. También cuando alcanzamos cifras récord de defunciones por día (mil 803 el 21 de enero), cuando el COVID-19 está a punto de convertirse en la primera causa de muerte de los mexicanos y los nosocomios están al borde del colapso.

AMLO se enfermó en el peor momento de la pandemia, dicen. Pero hay que reparar en un punto: cualquiera hubiera sido el peor momento de la pandemia.

No hay fundamento para esta hipótesis salvo la «genialidad comunicativa» que muchos, injustamente, le atribuyen al Presidente López Obrador. Una cualidad cada día más cuestionable, cuyo eje es la negación de la realidad y la desinhibición palaciega de un hombre que enfrentará el virus hospedado en un palacio.

Creer que el COVID-19 de AMLO es un invento sería minimizar la gravedad y realidad de la pandemia: se enfermó por incumplir las medidas sanitarias de su gobierno. Es una consecuencia directa de sus actos. Y debe ser una lección, más que motivo de sorna o revancha, para cada mexicano.

No seamos irresponsables como el Presidente de México. Usemos cubrebocas. Guardemos la sana distancia. Quédate en casa.

GC

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