Jueves, 28 de Marzo 2024

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No somos iguales

Por: Diego Petersen

No somos iguales

No somos iguales

Nada le pesa tanto al presidente López Obrador como que lo comparen con los presidentes anteriores, que le digan que hace lo mismo que hacían sus antecesores. Eso sí calienta, ha dicho en otras ocasiones. No somos iguales, insistió ayer ante la exhibida que le dio Julio Astillero a la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, en la Mañanera.

Hay cosas, por supuesto, en las que el gobierno de López Obrador no es igual a los anteriores, en las que son totalmente distintos para bien y para mal. Su argumento de que los opositores quieren hacer creer que todos son iguales es sin embargo una contradicción, pues él mismo sostiene con la misma frivolidad que todos los ex presidentes, de Salinas a Peña, Nieto fueron lo mismo, que actuaron con un sola lógica, bajo los mismos preceptos y la misma directriz. Tan falsa una cosa como la otra.

El diálogo que ha tenido el presidente con algunos periodistas en las conferencias matutinas resulta impensable en otros tiempos. Esa forma de confrontar sin intermediarios, dejarlos hablar, es sin duda un rasgo distintivo de este presidente, aunque no necesariamente del gobierno. También es marca de la casa el cada día más torpe linchamiento a los periodistas que hace la encargada de la sección de los miércoles, “Quién es quién en las mentiras”, Elizabeth García Vilches. Aunque a ningún gobierno le gusta, le ha gustado o le gustará el periodismo crítico, equiparar las críticas con mentiras como se hizo ayer en la mañanera es un salto mortal no visto en ningún otro gobierno, al menos de Salinas para acá. En eso tampoco son iguales.

En lo que son iguales todos los presidentes..., aunque algunos no lo quieran ver, es en el ejercicio del poder. El poder es el poder, corrompe igual y marea igual a unos que a otros

En lo que son iguales todos los presidentes de todos los gobiernos, aunque algunos no lo quieran ver, es en el ejercicio del poder. El poder es el poder, corrompe igual y marea igual a unos que a otros. Los poderosos son todos, en mayor o menor medida, reacios a la crítica, reactivos ante el señalamiento y no les gustan los obstáculos que alguien, llámese oposición, sociedad civil organizada, periodistas, puedan poner entre el poderoso y el destino que se han trazado e imaginado para sí mismos.

“No somos iguales” no es sólo un eslogan publicitario o una postura política; todos los políticos de una u otra manera se paran frente al electorado enfatizando sus diferencias con quienes en su momento ejercen el poder y buscan remplazar. De eso se tratan las campañas. El problema es que la frase tal como la plantea el presidente López Obrador encierra no sólo una toma de distancia con respecto a sus antecesores, sino que es declaración de superioridad moral frente a los presidentes pasados, a los opositores y -esto es lo delicado- frente a todos aquellos que no piensen como él. 

diego.petersen@informador.com.mx

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