Viernes, 19 de Abril 2024

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No son “casos aislados”

Por: Gabriela Aguilar

No son “casos aislados”

No son “casos aislados”

En el más reciente documento emitido por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), con corte al mes de agosto de este año, Jalisco se posiciona entre los primeros sitios en homicidios dolosos, feminicidios, robos con violencia, extorsión y secuestro. En este último rubro, se ubica en la décima posición pues el municipio de Zapopan reporta cinco casos entre enero y julio, un índice bajo considerando el número de desapariciones que se reportan semana a semana en la Entidad. ¿Acaso tienen otras cifras? Fuimos testigos del seguimiento de la desaparición y posterior liberación de una familia de cinco personas en Acatic en abril pasado y en mayo la mediática desaparición de los hermanos González Moreno tuvo una rápida aunque lamentable respuesta con el hallazgo de los tres cuerpos.

No todos pueden correr con la suerte del joven Mario Aragón, quien la semana anterior pudo volver a casa en aparente buen estado de salud física luego de once días privado de la libertad, según informó el pasado 17 de septiembre la Fiscalía del Estado; sin embargo, esa semana y poco más significó una fisura en su vida, que requerirá un trabajo personal para avanzar con esa experiencia a sus escasos 19 años.

Pero algo está sucediendo que no puede considerarse como “casos aislados” en concepto de secuestro y violencia de género, pues el patrón sigue los mismos rasgos con varias mujeres en el Estado. El pasado mes de agosto, una joven menor de 30 años acudió a la Cruz Verde Planetario luego de estar cuatro días privada de la libertad, mostraba huellas de tortura y le amputaron el dedo meñique de la mano izquierda. Estuvo cautiva cuatro días y fue liberada.

El jueves pasado se dio a conocer que una mujer acudió a pedir auxilio a un puesto de socorro en Guadalajara con varios dedos de las manos amputados y unos sujetos intentaron llevársela, pero los elementos de seguridad lo impidieron. En ambos casos se desconoce si hubo algún responsable capturado; las autoridades no emitieron ningún reporte al respecto ni detalles del posible móvil o si las familias fueron contactadas para pedir rescate por las víctimas. ¿Acaso está volviendo la ola de violencia que en los años noventas azotó al país y ganó titulares con el secuestro y mutilación de sus víctimas?

Ellas pueden contar la experiencia, traumática hasta la última fibra, pues no hay manera de mirarse al espejo sin saber que son sobrevivientes de un episodio como pocos. Sin embargo, Jalisco cuenta con más de 13 mil denuncias por desaparición y cada día hay un reporte más o un hallazgo, en ambos casos, ¿las víctimas o sus familias podrían tener la garantía de la no repetición y la reparación del daño? No basta una sentencia. ¿Podrá la tranquilidad volver a su vida? Tal vez algún día, pero en estos casos, se necesita mucho más que fe.

puntociego@mail.com

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