Jueves, 18 de Abril 2024

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Prevenir tentaciones autoritarias

Por: Rubén Martín

Prevenir tentaciones autoritarias

Prevenir tentaciones autoritarias

“No recuerdo haber vivido algo como las últimas semanas”, señaló George R.R Martin, el prestigioso escritor estadounidense creador de las novelas sobre las que se basó la serie Game of Thrones. En efecto, nadie en el mundo contemporáneo habíamos vivido algo como por lo que hemos pasado las últimas semanas debido a la expansión del coronavirus. 

De todos los cambios, hay algunas medidas preocupantes sobre las que quiero detenerme. Se trata de las decretadas por los Estados y gobiernos de todo el mundo para contener la pandemia pero que tienen implicaciones en la suspensión de garantías individuales y derechos políticos. 

Algunas de las medidas anunciadas en las últimas semanas por gobiernos para enfrentar la expansión de la pandemia del coronavirus, son: declaratorias de estado de emergencia, toque de queda, confinamientos, suspensión de garantías, multas, y encarcelamientos a quienes violen las medidas decretadas.

En Hubei, la provincia de China donde nació la epidemia, no se decretó estado de emergencia pero los decretos para declarar la cuarentena implicaron la suspensión de facto de las garantías individuales para cerca de 60 millones de personas. Cuando esto ocurrió en enero, pocos podríamos imaginar que en menos de dos meses regiones de países ricos del mundo estarían en una situación semejante, como Lombardía, Italia, Madrid, España, regiones de Alemania, Francia y los estados de Washington y Nueva York en Estados Unidos. En California se confinó a 40 millones de personas. En el mundo se estima que la mitad de los estudiantes están sin clases o las toman en casa. 

En América Latina, Honduras decretó la suspensión de garantías constitucionales; Ecuador declaró toque de queda, al igual que Panamá y algunas regiones de Colombia.  

Además de estas medidas, muchos gobiernos han cerrado sus fronteras, como lo hizo Guatemala con México y como lo hizo Europa en todas sus fronteras, por primera vez desde que se creó la Unión Europea. 

Estamos ante algo completamente inédito, y la suspensión o restricción de actividades educativas, laborales, de esparcimiento y otras probablemente sean necesarias.

Pero no hay duda de que muchas otras se entienden más bien como medidas políticas de claro corte autoritario. Así puede leerse el anuncio en Chile, donde el impugnado Sebastián Piñera declaró el estado de emergencia por 90 días, lo que implica nuevamente la salida a la calle de los militares. Es una medida perfecta para tratar de contener y apagar una protesta social que emergió en aquel país desde el 18 de octubre pasado. Otro tanto ocurre en países donde hubo oleadas de protestas el año pasado, como Ecuador, Bolivia y Colombia. 

La línea entre tomar este tipo de medidas para contener una epidemia o para contener a una población irritada socialmente es muy delgada.

La emergencia sanitaria que ha provocado la expansión de la epidemia parece justificar las extremas medidas que bordan el autoritarismo. 

El miedo a contraer esa enfermedad, fundado o no, facilita las tentaciones de muchos Estados y gobiernos que, con el pretexto de combatir el Covid-19, obligan a los movimientos y protestas sociales a ponerse en cuarentena, mientras las fuerzas de seguridad toman control de las ciudades. 

Nunca en tan poco tiempo. Los ejércitos salieron al mismo tiempo a las calles, mientras la protesta social se ponía en cuarentena. Son tiempos preocupantes y peligrosos. Ojalá pasada la emergencia sanitaria no prevalezcan las tentaciones autoritarias. 
 

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