Miércoles, 24 de Abril 2024

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Somos más los buenos

Por: Eugenio Ruiz Orozco

Somos más los buenos

Somos más los buenos

Tal parece que, como consecuencia de la problemática actual, una parte de la sociedad está atrapada en una espiral de percepciones negativas mientras otra se conduce como si nada pasara.

El fantasma del coronavirus ronda por todo lugar, no descansa, en cualquier momento puede atacarnos, ocasionando incluso la muerte. Todos los días nos enteramos de que alguien próximo o conocido ha sido contagiado; nadie se encuentra a salvo y, sin embargo, las calles están llenas de personas sin utilizar el cubrebocas, un poco en la lógica fatalista de nuestro pueblo: “Si me ha de tocar, pues ni modo”. Los hospitales están llenos, los suministros médicos para atender la enfermedad son insuficientes y, en algunos casos, la especulación ha hecho su aparición (especialmente con el oxígeno).

La esperanza de que llegue la vacuna parece una ilusión, pues todos los días hay noticias contradictorias sobre su arribo. De acuerdo con los informes de la autoridad responsable de conducir las políticas públicas para combatir esta pandemia, en un universo de casi 130 millones de mexicanos, se han aplicado aproximadamente 500,000 dosis -a menos del 0.4% de la población-, según declaraciones del Dr. López Gatell: a este paso tardaremos 20 años en cumplir los objetivos.

Todo esto de acuerdo a un criterio que privilegia inicialmente al personal del sistema de salud a cargo de los contagiados, luego a los más vulnerables y así hasta inocular al total de los habitantes. Sin embargo, algo no huele bien en Dinamarca, la Doctora Miriam Esther Veras Godoy, Coordinadora del Plan de Vacunación contra el COVID-19, renunció el 17 de enero. Generaría confianza saber cuáles fueron las razones de su separación de cargo.

En este escenario, parece difícil conservar el optimismo, sin embargo, no podemos perder la fe en nuestros semejantes. A pesar de la irresponsabilidad de algunos, la mayoría actuamos con solidaridad. A propósito de lo anterior, el jueves de la semana pasada viví una experiencia muy agradable, reseño: soy un poco descuidado para algunas cosas, una de ellas es que el famoso celular se me pierde a cada rato. Fui a la farmacia y, al bajar de mi vehículo, el celular cayó sin darme cuenta. Regresé y, ante mi sorpresa, me dijo una joven pareja cuya camioneta se encontraba estacionada a un lado, “¿Es de usted este celular?”. Lo identifiqué y me lo devolvieron, el joven añadió: “Supusimos que era de su propiedad y lo esperamos para entregárselo”. Les di las gracias y ni siquiera supe sus nombres. Actos como ese hacen recuperar la confianza en nuestra sociedad... Somos más, muchos más, los buenos, en comparación con aquellos que infringen las reglas de convivencia.

Si cada uno de quienes habitamos esta maravillosa tierra hiciéramos lo que debemos con responsabilidad y amor, seguramente superaríamos, con mayor faciliad, las dificultades que ahora nos atosigan. Es importante protegernos, invitar a quienes tienen un sentido negativista desafiante a deponer su actitud de rebeldía y salvaguardar lo más valioso que tenemos: la vida en comunidad.

eugeruo@hotmail.com

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