Jueves, 18 de Abril 2024

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Tiempo de puentes

Por: Luis Ernesto Salomón

Tiempo de puentes

Tiempo de puentes

En cuestión de días los estadounidenses se han despertado en medio de discusiones públicas que los dividen. Se enfrentan a nuevos desafíos políticos y sociales: Las audiencias respecto al comportamiento de Donald Trump en la revuelta del 6 de enero, le convierte en villano para unos, y héroe para otros, porque un posible candidato a la presidencia parece estar cerca de ser llevado a los tribunales; Las matanzas de niños en Uvalde impulsaron iniciativas para el control de armas, dividiendo las opiniones entre conservadores que privilegian el derecho a su libre posesión y los liberales que pugnan por establecer límites duros;  Las medidas para contener la inflación que polarizan por tratarse de eliminar impuestos temporalmente; Y sobre todo, la decisión de la Corte Suprema de revertir el criterio que permitía el aborto, han provocado una profunda división de opiniones en los temas públicos en Estados Unidos. 

La polarización derivada del debate de estos temas seguramente influirá en las elecciones de noviembre próximo, donde los demócratas se enfrentan a serias amenazas en muchos estados que ganaron con Biden. Detrás de estos temas hay una sombra que aparece repentinamente: la visión más nacionalista, excluyente, supremacista.

Por si esto fuera poco, los Estados Unidos libraron indirectamente una guerra en Ucrania, lo que ha recompuesto el orden político internacional de la posguerra. Así que en lo interno y en lo externo hay una enorme agitación política que comienza a trasladarse a las calles polarizando posiciones, no solamente en Estados Unidos sino en muchas partes del mundo.

Esa sombra está también en otras partes del mundo y se muestra con el crecimiento de los movimientos nacionalistas, las expresiones más conservadoras respecto a la migración y la realidad geopolítica. 

Y este fantasma que ahora vemos tenuemente aparecerá en la elección de 2024 en Estados Unidos, que indudablemente va a tener un impacto fundamental en México. Para entonces es muy probable que tengamos más claras las consecuencias de la guerra en Ucrania, que la estela que deje la ola inflacionaria tenga sus efectos más precisos y que esta polarización ideológica se manifieste más profundamente.

Un profundo cambio está en marcha en el mundo. Es una ola de fortalecimiento de las posiciones de fuerza, tanto en lo militar como en lo político. El autoritarismo de Xi Jinping en China, o los sueños de grandeza de Putin, o las extravagancias de Trump, están marcando estos años en los que pareciera que se librara una batalla para defender el modelo social derivado de la revolución francesa, con sus libertades y aspiraciones de igualdad. 

Ese cambio global en marcha en que merodea la sombra de autoritarismo excluyente, supondrá una reestructura del papel que juegan muchas naciones en el mundo, entre ellas la nuestra. También es muy probable que cambien los papeles que juegan los gobiernos y las grandes organizaciones ante los ciudadanos. En el contexto de esa gran agitación también aparece el desafío del cambio climático como una obligación moral y política ante las nuevas generaciones.

Habrá que estar muy atentos para observar si esta ola de agitación despierta pues sentimientos antimexicanos, si las presiones aumentan para arrastrarnos a situaciones impredecibles, y actuar de forma asertiva. En muchos sentidos estas discusiones que parecieran lejanas están impactando nuestra realidad. Y no solamente se trata de los efectos económicos, debido a nuestra relación asimétrica con nuestros vecinos, sino también del impacto en asuntos como la migración, la innovación, el ambiente e incluso los temas más ideológicos como el aborto y la eutanasia. 

Nos guste o no, de cara al 2024, habrá algunos asuntos de la agenda política de nuestros vecinos que nos afecten y habrá que estar atentos y preparados para que no nos tome por sorpresa el hecho de que, cada vez hay más Estados Unidos en México y cada vez más México en Estados Unidos. Nuestro país quizá por primera vez se enfrentará a la realidad de reconocer que está integrado por casi 140 millones de personas que viven en ambos lados de la frontera. Y que hay un ineludible traslape en la realidad política que la nueva realidad global nos obliga a entender y atender. Es tiempo de puentes no de muros.

luisernestosalomon@gmail.com

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