En la historia reciente de los Estados Unidos -en los últimos 50 años- en dos ocasiones los inquilinos de la Casa Blanca han sido acusados del cargo de obstrucción de la justicia. El primero de ellos fue Richard Nixon -1972- cuando buscaba la reelección, miembros de su campaña irrumpieron en la sede del Comité Nacional Demócrata en Washington para colocar micrófonos y poder recopilar información confidencial de sus enemigos electorales. Nixon negó las acciones y posteriormente salió la verdad a la luz. El caso fue llevado a la Cámara de Representantes en el Congreso, donde fue acusado de obstrucción de la justicia. Y al final, Nixon renunció. El segundo caso -24 años más tarde- el presidente Bill Clinton enfrentó una acusación de obstrucción de la justicia y una de perjurio por mentir con relación al encuentro sexual que tuvo con una pasante interna -Mónica Lewinsky-, que posteriormente admitiría. Sin embargo, en las investigaciones por parte del Senado fue absuelto y pudo cumplir con el resto de su periodo.Cincuenta años más tarde, estamos en la antesala de que un exmandatario pudiera ser acusado del mismo cargo -obstrucción de la justicia- y de otros más, por sus acciones en las últimas semanas de su administración. El martes el Departamento de Justicia de Estados Unidos mostró las pruebas contundentes del caso judicial en contra de Donald Trump por posibles delitos de obstrucción de la justicia y ocultación de documentos confidenciales sustraídos de la Casa Blanca.Las pruebas en contra de Trump son congruentes. En el registro que el FBI (Federal Bureau Investigation) hizo el pasado 8 de agosto en la casa del exmandatario en Mar-a-Lago, en Florida, se pudieron conseguir pruebas de que se habían escondido un centenar de documentos confidenciales, además de comprobarse que los empleados de Trump había ocultado y cambiado de lugar esos papeles con la intención de que no los encontraran.La Fiscalía ha establecido que el contenido de los documentos encontrados en la casa de Donald Trump “pueden dañar los intereses del Gobierno, entre ellos el de la seguridad nacional”. Especialistas en asuntos legales han establecido que los componentes de este caso encajan perfectamente y se puede conformar un expediente en donde la denuncia principal es la obstrucción de la justicia, lo que implicaría para el exmandatario la penalización -de acuerdo con el código penal- de prisión de uno a cuatro años y multa de seis a 24 meses, interpretándose este caso como un delito de obstrucción a la justicia agravado.Con los ‘pelos en la mano’, con todos los antecedentes en su contra, Donald Trump ‘está contra la pared’, está acorralado. Pudiera pasar a la historia como el tercer expresidente acusado de ese cargo -y otros más por los que se le investiga-, posiblemente con una ‘estancia’ detrás de las rejas y truncada su esperanza de regresar a sentarse nuevamente en el escritorio de la oficina Oval. ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
