El ‘tiradero’, retroceso e imagen que Donald Trump dejó de Estados Unidos por el mundo en los últimos cuatro años en el renglón de relaciones exteriores, el Presidente Joe Biden ha corregido el rumbo en apenas los primeros 60 días de su administración. En el proceso ya levantó la voz -aparentemente por no razonar una respuesta y sin la intención- y entabló la nueva comunicación con las grandes potencias y principales rivales económicos e ideológicos, como son los casos de Rusia y China.La política de ‘América First’ (Primero America) de los últimos años y el sacar de la jugada a Estados Unidos del esquema de participación global en muchos nichos, en apenas dos meses se ha dado marcha atrás con el beneplácito de los países aliados. Se ve con buenos ojos que se regrese al fundamental Acuerdo de París -en la lucha en contra del cambio climático-, se confirmen algunos compromisos de los que se habían sustraído en las Naciones Unidas, que se regresó al seno de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y que se vuelvan a entablar los lazos de comunicación y cooperación con los países del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), entre otras cosas.Posiblemente, lo que más tensión causó y simbro la economía fue la tirantez en los últimos cuatros años fue la guerra comercial con China que tuvo efecto dominó en varias regiones del mundo.Con los chinos este pasado fin de semana se reanudó la comunicación cara a cara en Alaska, donde diplomáticos de ambos países fueron “duros y directos”, pero se lograron acuerdos verbales en temas en que ambas nociones coinciden. Las amenazas, mentiras y el desorden quedaron en el pasado. Y aunque las diferencias y objetivos son opuestos en muchos sentidos, el mantener viva la comunicación garantiza que sea solo una guerra comercial y no el riesgo de una confrontación.Con Rusia, donde las diferencias no son comerciales pero si ideológicas, también hubo comunicación en días recientes. Pero esto fue provocado por una entrevista televisiva donde Joe Biden hablaba de la supuesta interferencia rusa en las elecciones presidenciales y donde prometía que Vladimir Putin “pagará el precio” y prometió que “lo verá en breve”. Sin embargo cuando el periodista preguntó si Putin creía era un asesino, Biden simplemente dijo “Lo creo”. La respuesta de Biden dio la impresión que no fue meditada antes de pronunciarse y ni de las consecuencias que pudiera traer una acusación de esta naturaleza.Moscú -aunque consciente de la circunstancia en que se dio la acusación- la percibió como “pésima” y Putin reviró diciendo que para una afirmación de asesino “Hay que ser uno para reconocer a otro”. Posterior a esto notas diplomáticas aceptaron mantener el diálogo para ‘limar asperezas’ a pesar de las diferencias ideológicas.Al margen de esta ‘metida de pata’, lo más importante es la nueva ruta de la política exterior estadounidense, con la esperanza de que sea para mejorar. ¿Usted, qué opina?.daniel.rodriguez@dbhub.net
