Martes, 19 de Marzo 2024

Beatifican a sacerdotes asesinados en la guerra de El Salvador

Los padres Rutilio Grande y Cosme Spessotto y los laicos Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus fueron elevados a los altares

Por: AFP .

Grande mantuvo “una palabra enérgica y cuestionante” y Spessotto el valor de “enterrar” a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles. EFE/R. Sura

Grande mantuvo “una palabra enérgica y cuestionante” y Spessotto el valor de “enterrar” a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles. EFE/R. Sura

El sacerdote jesuita salvadoreño Rutilio Grande y el italiano franciscano Cosme Spessotto, asesinados por militares en el preludio de la guerra civil (1980-1992) de El Salvador, fueron oficialmente beatificados ayer, junto a dos laicos, por su martirio en defensa de los pobres y perseguidos del país.

Tras recibir “el parecer” de la Sagrada Congregación de las Causas de los Santos a favor de Grande, Spessotto y los seglares Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus, fueron declarados beatos mediante una carta apostólica leída por el cardenal salvadoreño Gregorio Rosa Chávez, en nombre del papa Francisco.

“De ahora en adelante sean llamados beatos (los cuatro mártires), y que sean celebrados cada año en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho”, consigna la carta del Papa.

De esa forma, a Grande, Solórzano y Lemus les fue asignada su fiesta el 12 de marzo para conmemorar su martirio, mientras a Spessotto el 10 de junio.

El acto se celebró en un templete con techo de palmas, como símbolo de sencillez, en la plaza Divino Salvador del Mundo y acudieron unos 6 mil fieles, incluidos sacerdotes y religiosas.

“El hecho de que oficialmente la iglesia los acepte como mártires es que su vida fue correcta, se arriesgaron por ayudar a los pobres y fueron fieles a una llamada (de servicio) que les costó la vida”, dijo Rosa Chávez.

En plena Guerra Fría, cuando El Salvador vivía una agitación social reprimida por los militares, Grande mantuvo “una palabra enérgica y cuestionante” y Spessotto el valor de “enterrar” a los muertos que los militares dejaban como escarmiento en las calles, recuerda el cardenal.

Para Doris Yanira Barahona, de 63 años, una ferviente católica, la beatificación de ambos representa “el reconocimiento merecido a dos hombres que fueron muy amados por su labor en tiempos difíciles, y fueron hombres que se entregaron a defender a los más desposeídos”.

Una serenata de mariachi tuvo lugar ante la iglesia en donde reposan los restos de Grande y los dos laicos.

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