En los zapatos de Antonio Muñoz Molina

GUADALAJARA, JALISCO (05/JUN/2013).- La de Antonio Muñoz Molina es "una obra que se preocupa mucho por la relación del individuo con lo otro", y en la que el pasado personal e histórico "siempre es un tema de reflexión", afirmó la académica y escritora Teresa González Arce, quien ha estudiado a fondo al español que en octubre próximo recibirá el Premio Príncipe Asturias de las Letras.

En Sefarad (Alfaguara, 2001), por ejemplo, Muñoz Molina se preocupa "por ponerse en el lugar de los que son de otra cultura; por entender la tragedia de los inmigrantes, de los enfermos, de todos que van sintiéndose del otro lado de la frontera", explicó la especialista, quien descubrió al autor durante la realización de su doctorado en Literatura Española en la Universidad Paul Valéry de Montpellier, y dedicó su tésis a analizar sus primeras novelas.

Por sus estudios en Historia del Arte -continuó  González Arce-- el acercamiento de Muñoz Molina a la realidad, se caracteriza por "una atención muy fina hacia todo lo que sucede", misma que traslada tanto a su obra ficcional, como de no ficción.

Una figura recurrente en sus novelas es la del provinciano: "alguien que llega a una realidad que no sabe interpretar muy bien, y que a través de las peripecias que le van ocurriendo, va transformándose y va entendiendo lo que ocurre en el mundo".

Lo anterior tiene que ver, sin duda, con los propios orígenes del autor, quien nació en Úbeda (1956) en el seno de una familia de campesinos y en una España marcada todavía por el franquismo. Según González Arce, al moverse de un lugar muy rural a centros culturales como Granada y Madrid, el escritor se confrontó con la modernidad, y "ese proceso de alejamiento del punto de origen está como núcleo de todos sus textos".

La autora de El Aprendizaje de la Mirada. La experiencia hermenéutica en la obra de Antonio Muñoz Molina (Universidad de Guadalajara), recomendó -para aquellos que deseen comenzar a leer a este autor-- las novelas Beltenebros (1989) o El Jinete Polaco (1991); y si se prefiere la no ficción, el libro de crónicas y ensayos titulada Ventanas de Manhattan (2004).

EL INFORMADOR / EUGENIA COPPEL