Itinerario

GUADALAJARA, JALISCO (11/ABR/2011).- Este fin de semana una amiga periodista preguntaba en las redes sociales la opinión que se tiene sobre el trabajo de los diputados, particularmente de la Comisión de Cultura. Las respuestas vertidas fueron diversas, jocosas, irónicas, hirientes, insultantes, indiferentes y hasta retadoras, todas, con un sentido de hartazgo por la poca labor o nulo esfuerzo de los legisladores.

Este tipo de ejercicio que nace de la iniciativa de quien implementa formas de documentar una realidad, con la finalidad de ser objetivo al momento de informar, va más allá del proceso periodístico y nos desvela la percepción que la ciudadanía tiene no solo de la ignorancia y de la falta de productividad de los diputados, sino también del insalvable descrédito del que gozan.

¿Por qué los diputados no se comprometen con reformas que verdaderamente finquen un cambio trascendental en la comunidad, atendiendo a las demandas sociales?

Se ha insistido con realización de foros, encuentros, exposición de motivos y demás formas de encauzamiento de participación ciudadana, en la necesidad de fortalecer la Ley de Fomento a la Cultura en lo referente a la equidad en la distribución y aplicación del presupuesto; se ha buscado de manera continua la intervención de la comisión de cultura para fortalecer las instituciones con la descentralización, con el fin de garantizar la cobertura de políticas públicas y la aplicación de programas culturales en el total respeto a la pluralidad y a la integración de grupos vulnerables; se ha reclamado el liderazgo de la comisión de cultura en las iniciativas para proveer de prestaciones sociales a los artistas; pero todo esta inconformidad lejos de ser atendida, es ignorada, con lo que se fomenta su crecimiento.

En cambio, los diputados de la comisión de cultura han sido diligentes y hasta brillantes para emprender actos de verdadera valentía y registrarlos como los más significativos de su Legislatura, entre esos hechos se encuentran un homenaje en Salón de sesiones al máximo poder fáctico del Estado por sus aportaciones a la cultura; la escultura y homenaje de Rita Pérez de Moreno por ser el más alto icono de la insurgencia femenina al haber luchado en compañía de su esposo, Pedro Moreno; dejar establecido que para los Juegos Panamericanos se haga todo lo posible para que se ofrezca “una imagen de lo que es capaz Guadalajara en cultura”; se reformó la ley que establece las condecoraciones y premios; se propuso que los grafiteros bandálicos vayan a la cárcel y los no bandálicos se les proporcionen paredes para que ejerzan su profesión, quedó pendiente cómo se hará para diferenciar unos de otros; y se acordó celebrar el natalicio de Emiliano Zapata.

Entre todas estas actividades, reformas, decretos, acuerdos y demás trascendencias que la comisión de cultura realiza no se puede argumentar que no trabajan, ahí están las esculturas y los diplomas que lo avalan. Ahora, en honor a la verdad, pues “no se puede pedir peras al olmo”, dígame si no: Los diputados aprobaron la Iniciativa de Decreto que adiciona el Artículo 39 Bis de la Ley de los Derechos de las Niñas, los Niños y Adolescentes. Con las reformas quedará integrado el derecho de los estudiantes a recibir una formación educativa, cultural y científica. Dichas modificaciones, explicaron “van en el sentido de provocar el acceso a la cultura educativa y científica como materia básica en la enseñanza pública”.

¿Qué podemos pedir al olmo?