Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | María Negroni transita con libertad hacia el ensayo

La poesía como isla de resistencia

María Negroni habita la poesía, pero transita con libertad hacia el ensayo para mirar de frente las literaturas fantástica y gótica

Por: EL INFORMADOR

María Negroni, poeta.  /

María Negroni, poeta. /

GUADALAJARA, JALISCO (03/DIC/2011).- La poesía, dice María Negroni, se escribe con las mismas palabras que cualquier persona utiliza para comunicarse todos los días. Si alguien dice “mesa”, todos entienden y no hay duda del significado. La poesía, en cambio, se recorre de ese lugar y desconfía de las palabras, porque existe una brecha entre la realidad y la palabra que la nombra, y se pregunta ¿realmente saben qué es una mesa? ¿Y si se trata de palabras más complejas como “amor”, “muerte”? ¿Realmente saben lo que significan?

“Es ahí donde la poesía aparece como una especie de conciencia de que no hay equivalencia entre el mundo y las palabras, y la poesía se para en la duda, cuestiona los discursos autoritarios, y se convierte en un espacio de resistencia”, asegura en entrevista la escritora argentina radicada en Nueva York desde 1985.

En este tenor, cada que un autor hace una afirmación en la poesía, “es una derrota en ese mundo literario, porque lo poético se sostiene en la pregunta, en el cuestionamiento, y en ese sentido cumple una función social y política muy importante”.

La ensayista, poeta, narradora y traductora María Negroni (1951, Rosario, Argentina) charla pausada, cuidando la precisión de sus ideas, previo a su participación en el Salón de la Poesía de la Feria Internacional del Libro de este año.

—¿Cuándo siente la necesidad de la poesía?

— Cuando tenía 18 años recuerdo que escribí mis primeros poemas, pero coincide con una etapa de mi vida en la que tuve una participación política muy fuerte, (...) fue una época muy interesante porque seguía escribiendo, pero nunca encontré una forma de legitimarlo, se veía como una pérdida de tiempo porque tenía que estar en la lucha política. Después de la derrota política, cuando vino la dictadura militar, digamos que la poesía fue casi como mi salvación.

— ¿Cómo es su isla de creación?
— La creación siempre es solitaria, la creación es una isla, la literatura es una isla, también el cuerpo es una isla porque hay muerte por todos lados...

— ¿Cuáles son las huellas de Nueva York en su escritura?
— La ciudad ha sido durante mucho tiempo una fascinación muy grande para mí, creo que en la época de esa fascinación escribí Islandia, un libro que se revisará ahora en la FIL, donde reescribo una saga nórdica, de finlandeses, que eran los personajes que amaba Borges, o sea que es una especie de viaje al Norte, para llegar al Sur donde está Borges, para volver a mí que soy argentina viviendo en el Norte… Y digamos que esta situación de estar fuera, de escribir una literatura para el país, estuvo muy presente en este título.

— ¿En esta etapa qué está leyendo?
— Te vas a reír. Desde hace un año estoy muy metida estudiando la Biblia y el Antiguo Testamento. Estoy fascinada con todas las lecturas alrededor de este libro, y aunque conocía partes, nunca había hecho una lectura-estudio… estoy en una etapa en la que me gusta irme atrás, a los clásicos, y me acuerdo de Borges que decía que no leía a sus contemporáneos. Bueno, yo sí los leo, pero en realidad me gusta más lo otro.

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