Lunes, 25 de Noviembre 2024
Cultura | El escritor Etgar Keret presenta hoy su novela De repente un toquido en la puerta

Literatura rebelde y divertida

El escritor Etgar Keret presenta hoy su novela De repente un toquido en la puerta

Por: EL INFORMADOR

Origen. Keret es hijo de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto.  /

Origen. Keret es hijo de judíos polacos sobrevivientes del Holocausto. /

GUADALAJARA, JALISCO (30/NOV/2012).- Su lenguaje irónico y coloquial, pero superviso en su narración, además del el uso constante del humor negro y la fusión de situaciones surrealistas con aspectos de la vida cotidiana, han hecho que hoy en día Etgar Keret (Tel Aviv, 1967) sea el escritor más popular entre la juventud israelí.

La serie de cuentos Tuberías fue su primera publicación, en 1992. En aquél momento el libro fue recibido con indiferencia, sin embargo, dos décadas después el autor ha sido reconocido con premios y condecoraciones alrededor del mundo y su obra ha sido traducida a más de 15 idiomas. Su más reciente obra De repente un toquido en la puerta, que presenta hoy a las 20:00 horas en el Salón 4 de la Expo Guadalajara, retrata la absurda condición humana que llamamos vida y es considerada como su trabajo más maduro como escritor.

Keret llega a la FIL para acerar su literatura al público y dar una pequeña probada de lo que está por venir en 2013, año en que Israel será el país Invitado de Honor a esta fiesta de las letras y la cultura.

—Eres una persona multifacética, ¿qué es lo que más disfrutas hacer?

—Mi vida es tan diversa que a veces me cuesta trabajo diferenciar qué es real y qué es ficticio, qué es presente, pasado o futuro. Debo decir que hay muy pocas cosas en mi vida que siento completamente en el presente y éstas serían escribir, jugar con mi hijo y hacer el amor con mi esposa.

—¿Qué consideras que te distingue de otros escritores israelís de tu generación?

—Fui el primer escritor exitoso en utilizar un lenguaje coloquial, esto causó mucha controversia entre los críticos. A veces escribo con errores gramáticos y los críticos se escandalizan de que haga un mal uso del lenguaje con el que está escrito la Biblia. También creo que lo más original de mi escritura es que hago relatos muy cortos. Además, hay algo muy distinto en mi proceso creativo. La mayoría de los escritores que conozco conocen perfectamente bien la estructura de lo que están por escribir, y aunque me encantaría poder hacer eso, para mí el incentivo más importante es la curiosidad. Ni yo ni el personaje sabemos qué es lo que va a suceder, lo importante es que ambos nos sorprendamos.

—A menudo se piensa en la literatura como algo formal y sofisticado, sin embargo, tu narrativa no necesariamente obedece esta lógica. ¿Por qué?

—Yo enseño literatura pero estudié matemáticas, hay enormes diferencias entre las ciencias exactas y las humanidades. En las matemáticas, la exactitud es estética, pero en la literatura es todo lo contrario. Yo soy producto de dos concepciones estéticas completamente contrapuestas entre sí. Creo que el verdadero sentido de la literatura es contar historias que la gente entienda, sin importar si tienes ocho, 15 o 60 años. Yo no quiero escribir libros que nadie entienda para que me admiren como una divinidad. Hay tantos escritores que acumulan doctorados y escriben de tal manera que necesitas un diccionario para comprender lo que escriben, pero a fin de cuentas, no tienen una buena historia que contar. Las mejores historias vienen de quien más se apasiona en lo que quiere relatar. Yo quiero que mis historias les hagan el amor a los lectores.  

—¿Por qué consideras que tu último libro “De repente un toquido en la puerta” es tu trabajo más maduro como escritor?

—En primer lugar porque fue el primer trabajo que publiqué como padre. Antes de haber tenido a mi hijo, no tenía ningún problema por maldecir a la vida, pero cuando me encuentro frente a la vida, mi hijo y mí mismo, las cosas cambian porque no quiero que mi hijo sea como yo, quiero que sea mejor que yo. En cierto sentido, este libro me hizo reconciliarme con la vida, abogar por ella y abandonar la oposición. Entre más calmada se hace mi vida, más excéntricas son mis historias.

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