Ramón Vargas regresa al Degollado

GUADALAJARA, JALISCO (27/AGO/2014).- La última vez que el público de Guadalajara escuchó cantar a Ramón Vargas fue en 2005, cuando el tenor mexicano formó parte de las celebraciones por la reapertura del Teatro Degollado, que fue restaurado tras el desprendimiento de un fragmento del mural de la bóveda principal.

En aquella ocasión, Vargas ofreció una gala de ópera en la que se sintió arropado por los asistentes, quienes estallaron en júbilo tras su impecable interpretación. Desde ese día añoraba regresar al recinto, asegura el tenor mientras echa un vistazo a sus recuerdos.

“No recordaba lo bonito que era”, dice al sentarse en una de las butacas vacías del Degollado para contemplar el escenario que volverá a pisar mañana con la Gala de Mil amores, evento a beneficio que marcará la apertura del Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.

Ramón ya no es el mismo de hace nueve años, ni como artista ni como persona. Aunque mantiene su personalidad intacta: su carácter sencillo y agradable, la vida lo ha nutrido de experiencias que lo han vuelto diferente a la hora de cantar y desenvolverse.

“Van a ver a otro Ramón Vargas. Como intérpretes, recreamos lo que conocemos a través de experiencias diferentes que vamos teniendo. Aunque se mantiene la base, mi voz es la misma, mi personalidad es la misma, pero la madurez y el modo de tomar las cosas cambia”, señala el tenor en entrevista.

El capitalino, quien ha actuado en teatros de Europa, Estados Unidos, Canadá, América Latina y Japón, cuenta que la experiencia de estar itinerante, la convivencia con otros colegas, las vivencias con su familia, las pláticas con sus amigos, pero sobre todo el pasar de los años son las cosas que lo han hecho crecer como artista y definir su estilo con más fuerza.

“La sabia virtud de escuchar el tiempo, como dice la canción mexicana, es una filosofía popular válida. El tiempo hace que las cosas tomen un peso diferente, para bien o para mal, una persona refuerza sus características a través de él”, reflexiona el tenor sin dejar de observar el Degollado con asombro.

Una fusión musical con buena causa

En el recital de mañana —mitad piano, a cargo de Ángel Rodríguez, y mitad mariachi— el músico iniciará cantando óperas italianas y después seguirá con la transición hacia lo mexicano.

La decisión de que fuera así se tomó con la intención de que los asistentes conozcan el trabajo del capitalino, además de que el tema principal de la edición número 21 del Encuentro Internacional del Mariachi es la fusión de culturas a través de géneros musicales.

“Quise poner algunas cosas de ópera, algunas conocidas y otras no, para hacer una pequeña introducción de mí mismo y después hacer un paso gradual hacia la música de México”, explica Ramón Vargas.

El tenor mexicano se define como una persona afortunada, que ha recibido muchas bendiciones de la vida. “La más grande que tengo es pode mostrar a otros mi canto, aunque pudiera hacerlo para mí mismo, la maravilla del arte, es la capacidad que tiene de compartirse”.

El ingreso en taquilla del recital del tenor Ramón Vargas junto al Mariachi Nuevo Tecalitlán donado a la fundación del cantante, la cual apoya a niños y jóvenes con alguna discapacidad que viven en zonas marginadas.

El espíritu altruista del músico surgió a raíz de la muerte de su hijo mayor por parálisis cerebral.

Vargas explica que ese suceso encendió la llama para que el capitalino iniciara una organización para ayudar a los chicos o padres que pasaran por esa situación.

“Nosotros fuimos afortunados dentro de la desgracia porque teníamos medios, pero hay quien no lo tiene. Eso es importante. La solidaridad nace en el ser humano cuando te escuchas a ti mismo”.

LAS POSTURAS DE RAMÓN VARGAS

La ópera en México

“No nos tenemos que comparar con nadie, hay que vernos como somos y pensar en la posibilidad de que se desarrolle más, como lo han estado haciendo en ejercicios de acercar a la gente al teatro y nosotros ir hacia la gente. Hay que buscar también el público, darle seguimiento a enamorar a la gente de lo que hacemos, porque muchas veces simplemente no la conocen”.

Sus mejores escenarios

“El mejor escenario es aquel en el que te sientes más arropado, Guadalajara es uno de ellos. Las pocas veces que me he presentado aquí me he sentido muy querido y eso me pasa poco. Aunque desde luego cantar en La Scala (Italia), en el Metropólitan (Ciudad de México) o en París tiene un significado de que estás afianzado, y entonces eso habla por sí mismo”.

Internacionalización del artista

“Es necesario para un artista, el ser internacional enriquece. Yo me he nutrido de mis viajes, de mis encuentros con personas, es saludable. Desde luego que alguien elija quedarse en un lugar es muy respetable. Otros somos muy curiosos y queremos estar viendo muchas más cosas, ya es la personalidad de cada quien”.