Bernardo Bertolucci, el poeta de la pantalla

GUADALAJARA, JALISCO (08/MAR/2015).- Reservado y cauteloso. Así es como Bernardo Bertolucci se ha ganado la fama en el Séptimo Arte. Su desempeño como director lo ha llevado a instalarse en las entregas de premios de mayor prestigio en la industria cinematográfica.

Identificar el trabajo de este italiano nacido un 16 de marzo de 1941 en Parma es más que sencillo y exquisito: el manejo de colores que contrastan en cada una de sus películas es evidente y siempre provocativo al espectador.

 Estas características son más que suficientes para que el Festival Internacional de Cine de Guadalajara ( FICG) le rinda homenaje con el reconocimiento Mayahuel al Cine Internacional, que aunque no podrá recoger físicamente, debido a que se recupera de una operación, ha anunciado que charlará con los medios mañana en una conferencia virtual.

Desde sus inicios se definió como un director imparable, sin limitantes que lo intimidaran a no imaginar y crear escenarios y personajes imposibles. Su destreza para convertir desolados espacios en bombas multicolores y crear argumentos breves y cautivadores, le significan nominaciones sin corona, pero también nueve premios Oscar que han hecho temblar a la industria hollywoodense.

“El último emperador” (1987) es uno de los largometrajes con los que Bertolucci pasó a la inmortalidad. Protagonizada por John Lone, Joan Chen y Ryuichi Sakamoto, significó para el italiano la cosecha de tantos años dedicados a la cinematografía.

Pese a que la crítica cinéfila considera que “El último emperador” engloba todas las aptitudes y características de Bertolucci, en pasados proyectos el italiano ya había dado cátedra de un cine pulcro y sumamente perfeccionista, donde la pasión, el erotismo, el lenguaje y la crítica política corporal fueron elementos latentes para que el cineasta se abriera paso entre la competencia estadounidense. Así, en “El conformista” de 1970 y “El último tango en París” de 1972, presumen a un Bertolucci retador a las historias románticas tradicionales, dando un giro inesperado a las interpretaciones de icónicas figuras como Jean Louis Trintignant, Stefania Sandrelli, Jean-Pierre Léaud, Marlon Brando y Maria Schneider, quienes se convirtieron en sus actores más camaleónicos, consiguiendo nominaciones directas a los premios Oscar.