La nueva realidad de Camila

GUADALAJARA, JALISCO (16/OCTUBRE/2014).- La música lo pide todo para ser creada. No admite indolencia, abandono ni traiciones. Muchos, cientos, quizás miles de compositores en este mismo instante están luchando para que la musa les sople al oído. Hay otros, como los integrantes de Camila, que han creado un lazo íntimo con la creatividad. Uno que no se rompe con el cansancio, la distancia e incluso, los rompimientos.

Mario Domm resume en pocas palabras lo que ha sido una carrera que más que relatarse se canta. Él, al lado de Pablo Hurtado, el otro integrante de Camila renovó el cancionero romántico del país, pero también demostró que quienes le cantan al amor no sudan miel. El sufrimiento, las pasiones desenfrenadas y los rompimientos también han acompañado al ahora dúo en su camino. "Son ocho años de Camila, de sufrir y de gozar. De estar en el escenario en compañía tan bonita, con la gente, inspirado. Tener un compañero como este ca... (Pablo), que siempre ha sido buena onda, con quien siempre trabajo a gusto".

La otra mitad de Camila es Pablo Hurtado, quien también reconoce lo que ha sido un camino duro, pero satisfactorio. La banda presume por estos días el disco Elypse, con el que le dan un golpe al timón a su estilo, porque sí, el propio Mario Domm afirma que el dueto no es puro romance. Saben rockear, y asegura que lo hacen mejor que muchos otros grupos.

"Lo único que no se pierde con el tiempo son los nervios --explica Pablo--, nosotros siempre sentimos ese escalofrío recorriendo nuestra espalda. No es el nervio de que vaya a salir mal, al contrario, es la emoción de tener a mucha gente esperando por ti, que se quiere conectar a tus rolas. Es un sentimiento indescriptible. Es el regalo más grande que puede tener un músico".

El disco imposible

En ''Elypse'', el disco más reciente de Camila, hay muchos elementos familiares que la banda ya había impreso en producciones anteriores. Allí está la pasión y el amor; la búsqueda de la mujer perfecta y la felicidad eterna también. Pero también hay rabia, fuerza, rechazo, ganas de batalla.

Quizás es, hasta ahora, la producción menos “Camila” de los que ha hecho la banda. Y la pregunta está en el aire: ¿era posible que este disco naciera cuando eran tres integrantes?, ¿hubiera podido nacer con Samo en la banda?
Para Mario Domm, la pregunta se presta a jugar con muchos escenarios, aunque es realista. “No sé, quizás no, quizás si hubiéramos sido tres habría salido igual, o distinto. Pero al ser los que somos, nos obligó a salirnos de nuestra área de confort, a darnos cuenta que lo que parecía que se estaba rompiendo en realidad se estaba reacomodando, y eso nos hizo buscar alternativas”.

“Ahora, ¿habría sido distinto? No lo sé. Lo que tengo claro es que hicimos un disco que me hace feliz, que me hace feliz estar con Pablo, estar con la gente que queremos. Hoy, nos estamos parando con más fuerza en el escenario”, remata el cantante.

Ser ahora dos en lugar de tres no ha mermado ni la capacidad ni las ganas del grupo por destacar. Pablo explica que lo que ha desarrollado con Mario es cercano a una relación de amistad “perfecta, porque se basa en la comunicación”.

“Nuestro sistema de trabajo se ha dado de una forma natural. Hay familias funcionales y disfuncionales. Y la que se ha hecho alrededor de Camila es muy funcional. La clave es la comunicación. La afinidad y las cosas entre nosotros son muy claras. Eso ha ayudado a que el proyecto haya podido superar muchos obstáculos. Hoy sentimos que vamos como nunca en la misma dirección”.

Hoy Camila despliega sus banderas a un futuro brillante. Y no, no piensan reinar con puras canciones “románticas”. “Me da risa que digan que Camila es de amor o desamor o románticos —explica Domm—, siempre nos etiquetan en eso, y creo que hacemos muchas más cosas. A veces vamos más al rock que los rockeros, más electrónicos que los de la electrónica. Creo que ‘ecléctico’ es una palabra que me gusta para lo que hacemos. Bueno, me suena muy hipster, pero me encanta (risas)”.

EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ