El movimiento de los jóvenes conocidos como emos puede ser riesgoso debido a que por su tendencia a la depresión se calcula que el 40% de esos adolescentes tienen tendencias suicidas en potencia, plantea un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Andrés Alcántara Camacho, de la Facultad de Psicología asegura que este grupo de jóvenes no son una tribu urbana ni tienen una propuesta social o política por lo que su movilización reduce las posibilidades de un conflicto mayor. Sin embargo, por el perfil psicológico que utilizan para exaltar su lado depresivo como una moda hace que a este grupo se le considere de riesgo por los suicidios a los que pueden inducir entre los adolescentes. De acuerdo con el investigador, las características de los emos estriban en la depresión, también, escuchar música “emocional”. Se les reconoce porque visten de negro, con pantalones “pitillo”, ajustados de la rodilla hacia abajo y caídos de la cintura, usan camisetas talla de niño y tenis de bota sucios. Utilizan pulseras que esconden cicatrices en las muñecas y diademas que acaban en cinta. Sus largos flecos les cubren uno o dos ojos o la mitad del rostro y los delinean de negro, como si tuvieran ojeras, detalló el investigador. A simple vista no se distingue el género, pues igual se visten hombres y mujeres y son extremadamente delgados. Se cortan la cara y los brazos con navajas de sacapuntas o cúters, o se rasgan con las uñas, para después cubrirlas con el cabello y adornos, como una forma de rebelión ante sus padres o ante el mundo, “nadie lo sabe ni siquiera ellos”, aseveró Alcántara Camacho. Se trata de adolescentes entre los 10 y 15 años de edad, generalmente estudiantes de secundaria, relató Andrés Alcántara. El término proviene de los movimientos musicales hardcore y punk de los años ochenta. Los jóvenes copiaron toda la estética de los punkarras, pero a las letras de las canciones les agregaron mensajes sentimentales, tendencias suicidas y de tristeza, de ahí el nombre emo de emotional, comentó. De ello, sólo se tomó el nombre, pues lo que ha llegado a México nada tiene que ver con esa primera intención. Los grupos musicales ahora catalogados en esta esfera tocan música diferente más cercana al pop y a la balada romántica, aunque prevalecen los mensajes suicidas. Muchos los catalogan como una tribu urbana, como los punks, darketos, skatos u otros, pero para Héctor Castillo Berthier, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), especialista en grupos urbanos, no cumplen con las características necesarias para serlo y sólo los califica como una moda. Se llegan a confundir, explicó, debido a que parecen cumplir con una manifestación identitaria, aunque, a diferencia de los rastas, quienes son perfectamente definibles por el tipo de pelo, ropa, música, hábitos y costumbres, incluso porque siguen la religión rastafari. En cambio, los emos no tienen ninguna propuesta. Mientras que sea una moda, mencionó, no hay mayor preocupación, pues llegado el momento en que deban trabajar y cambiar de rol, estos adolescentes, vistosos, simplemente dejaran de ser emos. SUN 25-03-08 IJALH