Golpe de timón

A mitad de su gestión, el Presidente Felipe Calderón impulsa un cambio notable en su política exterior. En el contexto de la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, que inicia hoy en Playa del Carmen con la presencia de una treintena de líderes de América Latina y del Caribe, el Gobierno federal impulsará la idea de, ni más ni menos, crear una especie de nueva Organización de Estados Americanos, sin Estados Unidos ni Canadá.

La sola mención de esta idea sugiere una nueva posición geopolítica, alineada con la América morena y opuesta a la visión de los socios del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

La idea por ahora, es sólo materia prima, polvo puro, porque falta que durante los próximas días los jefes de Estado empiecen a darle forma.

De entrada, no se espera que el cambio sea automático; no hay consenso para que el nuevo organismo, cualquiera sea el nombre que lleve, empiece a funcionar en el mediano plazo. Deberá mediar un tiempo indefinible aún, en donde la OEA, la que incluye a los norteamericanos, gestione los asuntos de la región.

El periodo de transición será una incógnita, pues no sólo deberán convivir los diferentes mecanismos, sino que no queda claro cuál será la forma de financiar su funcionamiento, que hoy depende en 60% de los aportes de Washington.

La experiencia se nutre de los avances que han registrado otras organizaciones regionales como el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad Andina de las Naciones (CAN) y la Alianza Bolivariana de las Américas (Alba), por citar sólo algunas.

México, prácticamente, se había alejado de estas entidades en los últimos nueve años, muy especialmente a partir de la gestión del anterior presidente Vicente Fox Quesada.

La Administración de Calderón consideró que éste era el momento para sumarse a una iniciativa que contó entre sus principales impulsores a Hugo Chávez, Lula da Silva y Evo Morales (hoy todos presentes en México).

México está en camino de retomar las mejores tradiciones latinoamericanistas que lo distinguieron históricamente. Bienvenido, entonces, este golpe de timón.