Llevar una película a la luz es un proceso largo y muchas veces complicado que implica una infinidad de circunstancias; la proyección en pantallas y en salas de cine no es más que el resultado final de un camino sinuoso, de procesos insospechados y caóticos fuera de cámaras que el espectador nunca alcanza a ver. No obstante, para que una película llegue a puerto hay un factor determinante: el trabajo en conjunto del director y de los actores, que ambos sepan plasmar la visión del otro, que se entiendan y armonicen, para poder llevar a la pantalla el universo interno de cada uno. Durante el Festival Internacional del Cine en Guadalajara (FICG), la directora Alejandra Márquez Abella y el actor Gerardo Trejoluna ofrecieron la conferencia magistral "Cuerpos que cuentan; actuar, mirar, dirigir" en el Conjunto Santander de las Artes Escénicas. Ambos colaboraron en "El norte sobre el vacío" (2022).En el espacio de una hora, los colegas desmenuzaron esta parte poco hablada del cine; el oficio de dirigir y el oficio de actuar y cómo cada uno conforma un todo en el quehacer cinematográfico, a través de la experiencia de Alejandra Márquez Abella, una directora que confesó que, en primera instancia, le daban terror los actores. "Cuando salí de la escuela de cine yo estaba aterrorizada de los actores", compartió la directora con el público, conformado por un aforo joven y atento que a pesar de las ausencias de Diego Calva e Ilse Salas -los cuales moderarían el panel-, no se perdió un segundo del diálogo. "Hay algo en ponerte en frente de un actor o una actriz y dirigirle, decirle un poco qué tiene que hacer, guiarlo y darle ideas, que te desnuda mucho más, a veces, que el propio actor. Poco a poco se me fue soltando ese temor, y fue un proceso para mí acercarme a las posibilidades que da trabajar con gente que se dedica profundamente a estar en contacto con sus emociones y con su cuerpo. Me parece fundamental seguir explorando qué se puede hacer ahí. Es enriquecedor". Márquez Abella compartió que, por aquel entonces, buscaba un protagonista para "El norte sobre el vacío". Por casualidades del destino, terminó en dedicando horas a videos recónditos de YouTube donde expertos en el arte del teatro tenían discusiones acaloradas sobre el teatro mismo; uno de estos expertos, era Gerardo Trejoluna. La directora no dudó un segundo en buscarlo, se contactaron, y ella le dijo sin miramientos, en su primera reunión, que no tenía conocimientos en el arte temible de dirigir actores."Ese primer acercamiento tan abierto, tan claro, tan ella, tan transparente, me permitió tener absoluta confianza en ella. Ese planteamiento tan humano para mí fue fundamental", asegura el actor. "El asunto respecto al actor se trata de encontrar tu pensamiento propio, encontrar lo que tú quieres, darle sentido a tu trabajo". "Para mí lo importante siempre es saber si el actor va a ser alguien con quien voy a poder comunicarme, alguien con quien pueda llenar ese pozo de ideas que se necesita para resolver las escenas o los riesgos en el set", comenta la cineasta. "Tu trabajo como directora es proveer de ideas a la persona que está en una situación muy vulnerable frente a la cámara, teniendo que comunicar un montón de cosas, y tú tienes que ser la que está ahí nutriéndole para que se llegue a buen puerto. Esa es una responsabilidad que me parece muy importante". La mancuerna entre Alejandra Márquez Abella y Gerardo Trejoluna dio resultados; "El norte sobre el vacío" resultó ganador del Ariel a Mejor Película, mientras que la actuación impecable de Trejoluna le valió una nominación a Mejor Actuación Masculina. "¿Para qué sirve actuar? ¿De qué sirvo? Hay que preguntarnos eso. No se trata de entrar al 'medio', tener glamour. No: por más películas que hagas, por más famas que tengas, sigues siendo un cualquiera. Y eso hay que asumirlo, y a partir de eso, trabajar", aseguró Gerardo Trejoluna. YC