A través de calles que aún conservan nombres con ecos del pasado, como Pavo o Pedro Moreno, y entre muros que alguna vez albergaron conventos, cárceles o familias de abolengo, más de 70 personas recorrieron este fin de semana el Barrio del Carmen, en una ruta que reveló la transformación urbana de este sector emblemático de Guadalajara desde el siglo XVIII hasta el presente.La actividad, parte del programa mensual Rutas Históricas de la Secretaría de Cultura de Jalisco, fue guiada por el historiador Daniel López Hernández, quien condujo al grupo por un itinerario cargado de memoria: desde el cruce de López Cotilla y Marcos Castellanos hasta el Templo del Carmen y su exconvento, pasando por casonas, fincas y espacios que marcaron el desarrollo político, cultural y social de la ciudad.Con el apoyo de planos antiguos, grabaciones sonoras, imágenes de archivo y paradas narrativas, el recorrido permitió reconstruir visual y auditivamente un pasado en el que este barrio fue hogar de élites, religiosos y personajes ilustres de Jalisco. “Al conjunto conventual del Carmen lo separaban sólo 12 manzanas del Río San Juan de Dios”, explicó López Hernández mientras mostraba un plano de 1800, con el que reveló la magnitud del antiguo complejo carmelita que se extendía desde la actual calle 8 de Julio hasta la avenida Enrique Díaz de León.La caminata continuó por López Cotilla, donde se evocó con audios la atmósfera decimonónica. En el cruce con Federalismo, las fotografías de archivo mostraron la evolución de las antiguas huertas del convento, transformadas en la Penitenciaría Escobedo, inaugurada en 1878 como un modelo de reforma social porfirista que alfabetizaba a los presos y les enseñaba oficios. Su posterior demolición en 1935 dio paso al actual Parque Revolución.El esplendor porfiriano también quedó patente en la Mansión Magnolia, edificada en 1905 por Guillermo de Alba para el entonces gobernador Miguel Ahumada. Ahí, entre muros neoclásicos y detalles ornamentales, el guía compartió relatos sobre los habitantes notables del barrio. A pocas cuadras, la Casa Robles León permitió admirar la primera intervención del joven Luis Barragán luego de su viaje a la Alhambra, una obra que fusiona el neoclásico con el estilo morisco.Una de las anécdotas más curiosas se vivió en la Calle Pavo. Según López Hernández, el nombre proviene de una tienda de embutidos que tenía un letrero enorme con la figura de un pavo. Esta calle condujo al grupo hacia una finca art nouveau —hoy sede de los Misioneros Combonianos— y al primer edificio de ocho pisos de Guadalajara, construido por el ingeniero Matute Remus.La ruta también hizo escala en la imponente casona de los Sauza, símbolo de la opulencia temprana del siglo XX, y en la Casa Urzúa, ubicada en Pedro Moreno y 8 de Julio, que sirvió como clínica del Dr. Urzúa, padre de la promotora cultural Paty Urzúa. En esta última propiedad, el eclecticismo arquitectónico refleja los cambios estilísticos y funcionales del barrio a lo largo del tiempo.Una historia cargada de simbolismo fue contada en torno a la Calle 8 de Julio. Su nombre rememora la entrada del ejército villista a Guadalajara en 1914, a las cinco de la mañana. “Ese hecho quedó inmortalizado por un balazo que aún puede verse en el reloj del Palacio de Gobierno”, relató el historiador.Ya en el Jardín del Carmen, López Hernández sorprendió a los asistentes con una revelación poco conocida: el actual templo es en realidad una capilla ampliada. El edificio original, dedicado a San José y con portada barroca similar a la de San Francisco, fue demolido para abrir la avenida Juárez. El altar barroco que hoy lo decora proviene de una iglesia romana, y pasó cinco décadas almacenado en Veracruz debido a la Guerra Cristera antes de ser instalado en este sitio.La visita al exconvento carmelita permitió acceder a espacios poco visibles como las antiguas celdas, los patios y la capilla. Por motivos de aforo, el grupo fue dividido para recorrer con calma este espacio que guarda siglos de historia.Al final del recorrido, el historiador anunció la siguiente parada del programa. “La próxima ruta explorará el entorno del Templo Expiatorio, sus criptas —donde yace Ignacio Díaz Morales— y los simbolismos iconográficos de su fachada”, adelantó, aunque la fecha exacta será confirmada próximamente.NA