Miércoles, 09 de Abril 2025

Desmitifican la obra de Manuel Álvarez Bravo

El Museo Cabañas hace un acercamiento lúdico al trabajo del fotógrafo mexicano; una muestra que inaugura hoy con más de 200 imágenes

Por: El Informador

La exhibición está conformada por 204 fotografías que pertenecen al acervo del Museo de Arte Moderno. CORTESÍA

La exhibición está conformada por 204 fotografías que pertenecen al acervo del Museo de Arte Moderno. CORTESÍA

Las imágenes de Manuel Álvarez Bravo no sólo capturan el instante: lo iluminan, lo transforman y lo convierten en una experiencia estética y emocional. Su mirada —crítica, sensible y profundamente moderna— es el eje de la nueva exposición que hoy inaugura el Museo Cabañas, en Guadalajara, titulada “Manuel Álvarez Bravo. Todas las cosas que suceden”.

La muestra reúne 204 fotografías que pertenecen al acervo del Museo de Arte Moderno (MAM), institución que, junto con la Secretaría de Cultura de México y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL), colabora con el Museo Cabañas para hacer posible esta exhibición. Se trata de una de las retrospectivas más amplias del fotógrafo mexicano en la ciudad.

En entrevista para EL INFORMADOR, los curadores Katnira Bello y Silverio Orduña platican que quieren que el público se asombre con la forma de mirar de un artista fundamental para comprender la historia de la fotografía, no sólo en México, sino también a nivel internacional.

La curaduría, detallan ambos especialistas, implicó un proceso minucioso de revisión y replanteamiento, alejado de las clasificaciones tradicionales de su obra por temas como retrato, paisaje o vida cotidiana. El reto fue mayor porque tanto Katnira como Silverio conocen bien la obra de Álvarez Bravo, pero decidieron abordarla desde una óptica más libre, incluso lúdica.

“Lo que queríamos era sorprender a quienes vean la exposición y también divorciarnos total y completamente de la forma en la que se suele presentar la obra de Álvarez Bravo, que es haciendo una disección taxonómica, como de monografía”, explica Katnira Bello.

“Entonces más bien lo que presentamos es el asombro que él tenía por el momento que estaba viendo, la forma en la que le interesaba componer las imágenes, de qué manera, a partir de cuestiones que tenían que ver con la manera en la que la vanguardia estaba afectando distintas formas de producción, incluyendo la fotografía, se transformó su mirada. Y esta mirada a su vez captura escenas de la realidad cotidiana desde una perspectiva que quizá ahora nos parece muy natural, pero en su momento sí implicaba otras formas de ver”.

Ese gesto de asombro, de descubrimiento, es el hilo conductor de una exposición que, más que buscar una lectura académica, invita a la fascinación. “Fue jugar de manera muy libre, de una manera gozosa”, dice Katnira.

“Pensar también en cómo presentar una manera gozosa de acercarse a este autor, no desde un modo acartonado o estudioso, sino de una manera en la que el público pueda quedarse fascinado por su obra. Que por lo menos alguna de las fotos sí le saque un ‘wow’”.

Manuel Álvarez Bravo vivió un siglo entero, lo que le permitió explorar, experimentar y dialogar con las corrientes estéticas más relevantes de su tiempo. Su legado es monumental, no sólo por su producción, sino también por la influencia que ejerció tanto en México como en el extranjero.

“Su producción es enorme. De hecho, no solamente generó una influencia en el arte y la fotografía mexicana, sino también su participación fue internacional. Tuvo diálogos con fotógrafos muy importantes como Edward Weston, Tina Modotti y Henri Cartier-Bresson”, apunta Silverio Orduña.

“De pronto Álvarez Bravo es una pieza fundamental para entender la fotografía moderna a nivel internacional. Eso nos emociona muchísimo. Sus fotografías quizá ahora nos parecen muy cercanas, pero en el momento de producción más importante de Álvarez Bravo esas imágenes eran completamente vanguardistas, rompían con la visualidad de su época”.

Uno de los aspectos que la muestra busca puntualizar es el vínculo de Álvarez Bravo con el surrealismo, una relación que, aunque frecuentemente citada, no es del todo precisa. “Tratamos de desmitificar dos aspectos muy relevantes de la obra de Manuel Álvarez Bravo. La primera tiene que ver con su cercanía con el surrealismo. Si bien sus imágenes pueden parecer fantásticas o de ensoñación, él no tuvo una participación directa con esta vanguardia” explica Orduña.

Su vínculo con el surrealismo vino más bien a través de una relación personal con André Breton, uno de los máximos exponentes del movimiento. Pero su fotografía no sigue los lineamientos del surrealismo como tal. “Tienen que ver más con la profundidad de la mirada de Manuel Álvarez Bravo en relación con la realidad mexicana y lo asombroso que puede suceder en la vida cotidiana”.

Una mirada crítica y sensible

La exposición “Manuel Álvarez Bravo. Todas las cosas que suceden” estará abierta desde hoy y hasta el 3 de agosto, en las Salas 1 a la 5 del Circuito Norte del Museo Cabañas.

CT

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