Miércoles, 23 de Abril 2025

Rosario Castellanos: la mujer clave de la literatura mexicana

“Balún Canán” será la novela con la que se celebrará el centenario de la autora mexicana, a través del tradicional maratón de lectura, este 23 de abril

Por: El Informador

Fue una escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX. EL INFORMADOR/ D. Ávalos

Fue una escritora, periodista y diplomática mexicana, considerada una de las literatas mexicanas más importantes del siglo XX. EL INFORMADOR/ D. Ávalos

Todo está listo para que la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara recuerde a Rosario Castellanos en el centenario de su nacimiento —25 de mayo de 1925— con su tradicional maratón de lectura en voz alta; y es que el próximo miércoles 23 de abril, la FIL celebrará el Día Mundial del Libro con la lectura de la novela “Balún Canán, una de las obras más emblemáticas de la autora mexicana.

La lectura pública se efectuará en la explanada de Rectoría General de la Universidad de Guadalajara (UdeG), de 10:00 a 17:00 horas y quienes participen recibirán una rosa como lo marca la tradición de Sant Jordi, que inspiró el festejo del Día Mundial del Libro, y un ejemplar gratuito de la novela.

Rosario Castellanos fue poeta, dramaturga, ensayista, novelista y cuentista; hizo todo cuanto le permitió el poder de las letras, y su capacidad creadora no se limitó tan sólo a las barreras de lo escrito, sino que llevó el ingenio de su obra a la política, a la diplomacia, a la vida pública, y consolidó su legado para siempre.

Pionera en usar su voz para criticar algo que hasta entonces era poco común o inexistente en la literatura mexicana, Rosario Castellanos exploró a través de la escritura su condición de mujer, las limitantes y los muros que la vida misma le puso en el camino sin ninguna otra razón más que por haber nacido mujer, las posibilidades inciertas que tenía al alcance de la mano tan sólo por ser mujer, e hizo arte y dio frutos de un dolor y una pregunta que, como a ella, había perseguido a las mujeres mexicanas de entonces, de ahora, y de todos los tiempos: ¿por qué las cosas son así?

En un contexto histórico en el que el rol femenino se limitaba a los ámbitos de lo doméstico, sin voz, voto, opinión ni posibilidad alguna de crecimiento, en la que la mujer no fungía de otra cosa más que de musa y simple inspiración en el panorama artístico, en donde la escritura estaba dominada por figuras excluyentes y masculinas que narraban a las mujeres como santas o como prostitutas, Rosario Castellanos levantó la voz, se cuestionó a sí misma y al México que la rodeaba, para mirar y para ser mirada, para cuestionarse y para cuestionar, para entender por qué las cosas eran así para las mujeres.

En la búsqueda incesante de la respuesta a esa interrogante, la escritora dejó una obra de inmenso valor cuya lectura sigue tan vigente y tan válida a 100 años de su natalicio, en un México donde, un siglo más tarde, las mujeres siguen saliendo a las calles para luchar por su igualdad.

Una escritora pionera

Rosario Castellanos es una de las grandes exponentes de nuestras letras, tanto por los temas que abarca, las conversaciones que genera su obra, y por abrir caminos nuevos al abordar problemáticas que hasta entonces no habían sido visibilizadas en México.

Escribió desde poesía hasta periodismo, ensayo y novela, resaltando en todos los géneros a los que se aventuró con su pluma, razón por la cual resulta imposible encasillarla, y sería más preciso decir que fue una mujer que amó las letras y que dedicó su vida a ellas.

Inconforme, curiosa, autocrítica, sarcástica, uno de sus legados más grandes es haber aportado a la literatura indigenista en México, pero no desde la romantización, sino desde el reflector de la cruda realidad. Pues mientras el país se conformaba con glorificar un pasado indígena mítico y de carácter idílico, Castellanos no tuvo reparos en mostrar las injusticias sociales a los que los indígenas existentes se enfrentaban a diario, sus carencias y sus ritos, sus maneras de entender el mundo, sus modos de ser, sus diferencias irreconciliables con una sociedad que, al tiempo que los enaltecía en el ayer, les daba la espalda en el ahora.

Algunas de sus obras más grandes, como “Balún Canán”, “Oficio de tinieblas”, o “Ciudad Real”, no titubean al describir sin maquillaje las diferencias sociales, el clasismo y el racismo de la sociedad blanca hacia los pueblos indígenas, las barreras que los siglos no logran derribar, los pocos aprendizajes que no dejó la historia. Pero en la narrativa de Castellanos, las mujeres, sean indígenas o no, sean del campo o la ciudad, tampoco salen bien paradas, siendo limitadas y excluidas por esta realidad incomprensible en la que incluso los mismos hombres parecen condenados a la soledad, la amargura, y los destinos fatídicos.

En “Balún Canán”, la protagonista, una niña de ocho años, es hecha a un lado y es invisibilizada de la mirada de sus padres ante el hermano varón, que aunque es menor, es priorizado por ser hombre, en una finca donde la comunidad indígena no tiene otro papel más que la servidumbre.

En “Rito de iniciación”, la protagonista es una mujer joven que quiere superarse profesionalmente, y busca romper con todos los prejuicios de la provincia, para encontrarse con que en la ciudad las cosas no son muy distintas para las mujeres, y que el machismo y la misoginia se ocultan también tras las máscaras de la clase y la buena educación.

Castellanos no fue tan apreciada como escritora en vida. No fue sino hasta después de su muerte que su obra comenzó a ser valorizada y apreciada por los círculos literarios mexicanos. Hoy, a 100 años de su natalicio, siguen vivas la voz y las letras de una mujer que se hizo las preguntas que nadie se hizo en su momento en México, y que siguen tan válidas y tan vigentes como lo fueron entonces, en una sociedad que a pesar de sus avances sigue dándole la espalda a miles de mujeres. En sus luchas, sus desafíos diarios y sus cuestionamientos incesantes, 100 años más tarde, Rosario Castellanos sigue viva en todas las mujeres que buscan vivir su propia vida.

Vida y obra de una mente con curiosidad infinita

Aunque nacida en la Ciudad de México, el 25 de mayo de 1925, toda la infancia de Rosario Castellanos transcurrió en Comitán, Chiapas. Ahí se internó en un mundo de diferencias sociales, machismo, tradiciones indígenas, plantaciones de café y cambios políticos que impregnarían mucha de su obra literaria.

Castellanos fue criada por su nana Rufina, una indígena tzetzal, quien le hablaba en su lengua materna, lo cual definiría su interés por la realidad de los pueblos indígenas. El momento que le cambió la vida llegó con el fallecimiento de su hermano Benjamín, a la edad de siete años, en un hecho que destrozó a la familia Castellanos. No sólo por la pérdida de hijo, sino porque había sido el varón.

“Aunque nunca me lo dijeron directa y explícitamente, de muchas maneras me dieron a entender que era una injusticia que el varón de la casa hubiera muerto y que en cambio yo continuara viva y coleando. Siempre me sentí un poco culpable de existir”, escribió alguna vez Castellanos a su esposo Ricardo, según el libro “Cartas a Ricardo”. Este dolor perpetuo es uno de los ejes centrales de una de sus novelas más grandes, “Balún Canán”.

Más tarde, Castellanos se graduó de maestra en filosofía en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y estudió Estética en Madrid. Por muchos años escribió para el diario Excélsior, redactó textos escolares en el Instituto Nacional Indigenista de México, y fue promotora del Instituto Chiapaneco de Cultura. Su romance, matrimonio y amor con Ricardo Guerra fue fuente de dolor y de felicidad: la pareja tuvo tres hijos, pero los dos primeros murieron. El matrimonio terminó tras trece años, luego de un largo periodo depresivo e infidelidades por parte del marido. Castellanos fue nombrada embajadora de México en Israel en 1971, labor que desempeñó hasta su muerte, el 7 de agosto de 1974, en Tel Aviv, a los 49 años de edad, tras una descarga eléctrica.

Obras indispensables

“Balún Canán”: Es la primera novela de Rosario Castellanos, donde se narra el gradual declive de los terratenientes chiapanecos y, en específico, la decadencia de la familia “Argüello”. La historia se desarrolla en el pueblo de Comitán, y narra el enfrentamiento entre el mundo ladino y la comunidad indígena, por un lado, y, por otro, las injusticias que se producen en ambos mundos. “Balún Canán” ha sido inscrita dentro de la corriente indigenista y ha sido leída en clave autobiográfica; también se le ha vinculado con las problemáticas del feminismo. La muerte del hermano de la protagonista es un reflejo de lo que Castellanos vivió cuando era una niña.

“Rito de iniciación”: Distinta a todas sus novelas, en “Rito de iniciación” Rosario Castellanos narra la historia de “Cecilia”, una joven provinciana llena de entusiasmo, pero con muy poco tacto social, que llega a la Ciudad de México para estudiar y desarrollarse profesionalmente. La novela marca un nuevo camino en la literatura de Castellanos, alejada de las tragedias habituales en su narrativa: con esta obra cierra el “ciclo Chiapas”, y se interna en la gran ciudad con sus defectos y mezquindades, donde la mujer también es minimizada.

“Oficio de tinieblas”: Una de sus novelas más celebradas, pero también más difíciles por los acontecimientos que narra; está basada en el levantamiento de los chamulas de 1867 a 1870, en San Cristóbal, Chiapas, que culminó con la crucifixión de un indígena al proclamarlo como el Cristo indígena.

Rosario Castellanos se sumerge en la historia y sus protagonistas para buscar entender las circunstancias que llevaron a un pueblo a tan desgarrador acontecimiento y lo recrea en un México cercano: el de la reforma agraria durante el gobierno de Lázaro Cárdenas.

“Ciudad Real”: El libro de cuentos más famoso de Rosario Castellanos, donde la autora sigue explorando la literatura indigenista y recrea el mundo de los indígenas, de los ladinos, de la turbia mezcla de incomprensiones, prejuicios, injusticias ilógicas, fanatismos y aberraciones. “Ciudad Real” explora un México escasamente explorado en la literatura hasta entonces, con una pasión social y una crítica severa para entender las circunstancias de su momento —y también las de ahora—, con las que viven las comunidades indígenas del país.

“Poesía no eres tú”: Recopilado de las obras poéticas de Rosario Castellanos desde 1948 hasta 1971, lo cual nos permite explorar ese otro universo suyo donde retrata el amor, los miedos e inseguridades, los diálogos consigo misma, el destino y la vida.

Voz del experto
Patricia Córdova, profesora investigadora del Departamento de Letras Hispánicas de la UdeG

“Su legado para la lucha feminista fue muy importante”

De acuerdo con la doctora Patricia Córdova, profesora investigadora del Departamento de Letras Hispánicas de la Universidad de Guadalajara (UdeG), el legado que Rosario Castellanos dejó, tanto en la literatura mexicana como en la hispanoamericana, tiene que ver con la historia del feminismo y la mujer en la literatura, y la historia de la literatura indigenista en la literatura mexicana.

“Rosario Castellanos analiza puntualmente cuál es el papel en la sociedad que a ella le tocó vivir, no tanto victimizándose sino poniendo de relieve cuáles son los errores o las injusticias que la sociedad realiza con respecto a las mujeres, pero también cuáles son las partes negativas en el desempeño social individual de la mujer. Su legado para la lucha feminista fue muy importante”, asegura.

Por otra parte, la doctora Patricia Córdova explica cómo Castellanos fue precursora de la literatura indigenista en México, con obras como “Balún Canán”, “Oficio de tinieblas”, o “Ciudad Real”, sin caer en la romantización, sino más bien visibilizando a las comunidades indígenas del país.

“Ella te deja ver la cosmovisión de los indígenas, pero una cosmovisión donde no los romantiza, sino que deja ver los imaginarios tan diversos que hay en los mundos indígenas y cómo entran en fricción con el mundo criollo. Dentro de su legado está la visibilización del mundo indígena y supo rescatar respuestas positivas que tienen que ver con toda esta construcción mítica compuesta de sabiduría donde se eslabona la naturaleza con la vida humana.

Castellanos dejó la visibilización de mujeres e indígenas en la narrativa mexicana, ella logra generar conciencia de una realidad que hasta antes no se veía de esa manera en la literatura mexicana”.

El legado de Castellanos no se limitó tan sólo al terreno de las letras, sino que incursionó también en la política, convirtiéndose en embajadora de México en Tel Aviv, lo cual es un antecedente en la historia de la lucha de las mujeres en México, afirma Patricia Córdova.

“Castellanos es un baluarte. Es un ejemplo de que no sólo los hombres sino las mujeres pueden construir un rol relevante dentro de la cultura e incluso dentro de la política mexicana, porque al tiempo que era embajadora en Tel Aviv, era catedrática. Era una mujer que se proyectó en el mundo literario, pero ejercido también en el mundo político, universitario, y en el mundo diplomático del gobierno mexicano. En ese sentido, su legado es muy importante en la historia de la lucha de las mujeres en México”, finaliza la doctora.

CT

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