Viernes, 22 de Noviembre 2024

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Los mártires no andan en bicicleta

Aldo Chavarría sintió cómo su mundo se desmoronaba, pero encontró en el deporte una nueva forma de motivarse y logró hacer lo que ningún mexicano había podido

Por: Diego Alejandro Reos

TAPATÍO EJEMPLAR. Además de participar en diferentes competencias, Aldo es presidente de la Asociación Don Bosco Sobre Ruedas. EL INFORMADOR • F. Atilano

TAPATÍO EJEMPLAR. Además de participar en diferentes competencias, Aldo es presidente de la Asociación Don Bosco Sobre Ruedas. EL INFORMADOR • F. Atilano

PROCEDIMIENTO. Aldo tiene que sacar, desdoblar y armar su bicicleta de competencia. EL INFORMADOR • F.Atilano

PROCEDIMIENTO. Aldo tiene que sacar, desdoblar y armar su bicicleta de competencia. EL INFORMADOR • F.Atilano

RECONOCIMIENTO. El mexicano aprovecha para posar con su medalla del Iron Man Cozumel. ESPECIAL

RECONOCIMIENTO. El mexicano aprovecha para posar con su medalla del Iron Man Cozumel. ESPECIAL

Hace 11 años, cuando quedó parapléjico, Aldo Chavarría se estrelló de frente contra un sinfín de preguntas, pero una de las más importantes fue la siguiente: ¿podría un hombre mantener a su familia si ni siquiera puede mantenerse de pie?

La respuesta fue sí, y el camino a seguir era claro para él: no victimizarse.

“Seis meses antes del accidente en donde quedé parapléjico mi papá murió de cáncer, y mi mamá para ese entonces ya tenía nueve años con esa misma enfermedad. Cuando adquiero la discapacidad ella dependía económicamente de mí, y entonces no podía hacerme el mártir”,  comenta mientras abre la puerta de su camioneta.

Entre el volante y los pedales de su vehículo cuelgan una suerte de palancas que utiliza para acelerar y frenar con las manos, y a pesar de que esto deja un espacio reducido para cualquier maniobra, Aldo gira con una pericia envidiable y toma su silla de ruedas desde el asiento trasero.

Sin necesidad de traer un cronómetro a la mano, cualquiera podría darse cuenta de que apenas pasaron unos segundos para que Aldo tomara su silla, la desdoblara en el aire, la pusiera en el suelo y se impulsara hacia ella sin miedo a quedar pecho tierra.

Ya sobre la silla, toma sus llantas para moverse hasta la cajuela de su camioneta con un par de brazadas. El portaequipaje se abre hacia arriba, y en un acto reflejo que le sale totalmente natural, Aldo echa su cabeza hacia atrás para evitar que la tapa del maletero lo deje sin dientes.

Desde el fondo del vehículo saltan a la vista armazones y llantas muy delgadas. Cualquiera apostaría a que se trata de otra silla de ruedas más aerodinámica, pero Aldo explica que aquel rompecabezas es ni más ni menos que una bicicleta.

Ante esa revelación vuelven a surgir las preguntas: ¿puede un hombre parapléjico andar en bicicleta? La respuesta es sí, y para alguien como Aldo, acostumbrado a subir escaleras sin utilizar las piernas, salir a rodar es tan simple como tomar un vaso con agua, y tan liberador como volver a correr.

“Al principio todo fue difícil, pero después incluso pude subir escaleras con la silla de ruedas”.

- ¿Qué pasó por tu mente la primera vez que lo hiciste?

“El deseo de no tener que hacerlo todos los días”.

Con una velocidad sobrehumana, Aldo toma las partes de su bicicleta y las ensambla hasta que aquello toma forma. Un par de apretones de tuerca, un ajuste por aquí y otro por allá y es momento de montarse en ella.

Aquello es un aparato espectacular, una obra hermosa de la ingeniería que mezcla el aluminio y la fibra de carbono con tal de que Aldo pueda ir tan rápido y tan ligero como sus manos pedaleen.

Sin mayor problema para responder indiscreciones, Aldo contesta que el precio de aquella máquina oscila en los 100 mil pesos.

“Pero hay otras más caras”, aclara mientras se aprieta el casco a la altura de la barbilla.

Recostado completamente sobre esa especie de cama con llantas que es su bicicleta, Aldo avanza un par de metros para probar los pedales que tiene a la altura del pecho.

Con ese ligero avance deja a la vista una calcomanía que está pegada en la parte posterior de su bici, la cual no es un objeto decorativo, sino un distintivo con la bandera de México y el número 808, el cual le sirvió para participar en el Iron Man de Cozumel (competencia extrema de la disciplina del triatlón).

Ya han pasado algunas semanas desde esa justa atlética en la que se convirtió en el primer mexicano en silla de ruedas que concluye una competencia de esta índole, pero Aldo no le ha retirado la calcomanía a su bicicleta por el puro gusto del recuerdo, es un acto similar al de visitar la playa y no quitarse la pulsera del hotel hasta que se rompa por sí sola.

- ¿Ya antes hacías ejercicio?

“Sí, antes del accidente fui basquetbolista, incluso representé a Jalisco”.

- ¿No intentaste volver al básquet?

“Sí, pero no fue lo mismo”.

-¿Y ahora qué sueño tienes?

“En 2022 quiero clasificar al Mundial de Ironman en Hawái”.

Para lograr este objetivo Aldo no sólo debe preocuparse por ganar uno de los seis boletos disponibles al Mundial, sino que también debe ocuparse en cambiar su bicicleta por otra con mejores características competitivas.

“No quiero otorgar tantas ventajas usando esta bici”, dice convencido.

Sin patrocinador para este fin, e incluso sin retrovisor en su bicicleta actual, Aldo pedalea y comienza a perderse en las vialidades cercanas al Estadio Akron y las Villas Panamericanas, su lugar de entrenamiento. Así como pasa desde hace años, su futuro le genera muchas interrogantes, pero encuentra casi todas las respuestas en su filosofía de no victimizarse.

Sabe que de ser un mártir no andaría en bicicleta.

LA CIFRA

205

kilómetros combinados tuvo que recorrer Chavarría para terminar su primer Iron Man.
Fueron 3.8 kilómetros nadando, 180 en bicicleta y 42 corriendo (silla de ruedas de carreras).

EL DATO

Preparación intensiva

Aldo Chavarría se tuvo que entrenar por más de ocho meses sólo para físicamente estar listo para la competencia de Iron Man en Cozumel.

También ha participado en maratones y competencias de resistencia.

Sus entrenamientos los realiza, sobre todo, en las inmediaciones del Estadio Akron. 

JL

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