Tras la reciente derrota de la Selección Mexicana ante Venezuela, surgen análisis sobre los cambios implementados en las concentraciones del equipo.Bajo la dirección de Jaime Lozano, se ha flexibilizado la presencia de familias en los hoteles de concentración, esto como un marcado contraste con las políticas más estrictas del exentrenador Tata Martino. Anteriormente, durante el mandato de Martino, las familias sólo podían visitar a los jugadores en momentos específicos y fuera de la sede de concentración. Este nuevo enfoque ha permitido que las familias se alojen junto al equipo, promoviendo un ambiente más relajado y familiar durante la Copa América.Sin embargo, esta decisión no ha estado exenta de críticas. Algunos analistas como David Medrano han cuestionado si el exceso de familiaridad podría estar afectando el rendimiento del equipo. La derrota frente a Venezuela añade más combustible al debate sobre si el equilibrio entre disciplina y confort familiar ha sido adecuadamente gestionado. La pregunta que surge es si esta nueva dinámica contribuye positivamente al desempeño deportivo o si, por el contrario, distrae a los jugadores en momentos críticos.A medida que avanza la Copa América, queda por verse si la estrategia de Lozano logrará encontrar el punto medio entre la rigurosidad necesaria y el apoyo emocional que brindan las familias. Los resultados deportivos serán el indicador definitivo de la efectividad de este cambio de enfoque en la preparación del equipo nacional mexicano.SV
