En la serie "El señor de los cielos" existieron muchas parejas e historias de amor y desamor, pero ninguna como la que protagonizaron Rafael Amaya y Fernanda Castillo siendo Aurelio Casillas y Mónica Robles, una relación que pasó muchas veces del amor al odio y la cual enamoró a los fans de la serie.Durante diez años Amaya ha encarnado a Aurelio Casillas, un hombre narcisista que entre sus múltiples conquistas dentro de la historia fascinó con su romance con Mónica Robles, protagonizada por la actriz Fernanda Castillo, quien no desaprovechó la oportunidad cuando el guión llegó a sus manos.Castillo recordó en entrevista con Yordi Rosado que en el casting se esmeró mucho para quedarse con el papel, consiguió una pistola falsa, le apuntó a los presentes y le dieron el papel que le ayudó a descubrirse a sí misma y encontrar su verdadera potencia como actriz.Fernanda Castillo construyó muchos aspectos de Mónica Robles, una mujer aguerrida que se enamoró de verdad de Aurelio Casillas, su amor se mostró en la pantalla desde la primera temporada, cuando Casillas era un hombre casado y Mónica su amante.La actriz contó que ella y Rafael Amaya se sentaban a platicar las escenas, se esmeraban para que quedara algo "chingón", sabían que la pareja de Aurelio y Mónica no era convencional, pues sus personajes eran brutales, pasionales y que vivían su vida al límite, por lo que así tenía que ser su relación de pareja."Siempre he tenido compañeros con los que me entiendo muy bien, tienen más éxito (las escenas de sexo) si tienes química, si tienes química fluyes más con una persona", admitió; algo muy parecido opinó Amaya sobre su relación con Fernanda Castillo.Fernanda Castillo, como Mónica Robles, le perdonó de todo a Aurelio Casillas, como el que hubiera estado involucrado en la muerte de sus hermanas, así como varios engaños y traiciones."Hice a una mujer que estaba perdidamente enamorada de él, de verdad estaba enamorada de él y hubiera dado la vida por él", admitió Castillo, quien diseñó para Mónica Robles un anillo en forma de garra que siempre usó en el dedo anular como recordatorio de que su único compromiso era con ella misma y con el negocio del narco que fue el hilo conductor de su historia de amor y desamor con Aurelio, "El señor de los cielos". Con información de SUN.
