El formato de los reality shows ha estado presente en las programaciones televisivas desde hace ya varias décadas. Por su éxito y popularidad, estos productos mediáticos son una apuesta segura para que los televidentes se enganchen y no puedan dejar de sintonizarlos. La Casa de los Famosos no es la excepción, ya que con tan solo cuatro semanas al aire, se ha posicionado como uno de los programas más exitosos de la televisión mexicana. De hecho, el pasado domingo alcanzó la sorprendente cifra de 3.7 millones de personas en la audiencia, superando los números de otros programas que se emitían a la misma hora. Aunado a esto, LCDLF es un formato basado en el exitoso programa de “Big Brother” y se ha replicado en otros países además de México, como es el caso de Colombia donde también tuvo gran popularidad. El objetivo de este tipo de género es mostrar interacciones sin ningún tipo de guión entre personas que recién se acaban de conocer y están obligadas a convivir durante un periodo de tiempo en un mismo lugar. En el caso de La Casa de los Famosos, se trata de una competencia donde 16 celebridades hispanas tienen que concursar para permanecer hasta el final del programa, pues cada semana la audiencia elige a un participante para que abandone la temporada. De acuerdo con Lorena Antezana, académica de la Facultad de Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, uno de los motivos por los que esta fórmula sigue teniendo una buena respuesta en televisión se debe a que satisface nuestras necesidades de socialización. Parte de construir nuestra identidad se basa en ver las acciones de otras personas y evaluar si nosotros actuaríamos de la misma manera o diferente. Es reconfortante observar a los demás, sentir que hay personas con las que “compartimos” el entorno, aunque sea a través de una pantalla, y reconocer que hay quienes realizan actividades diferentes y similares a las de nosotros. Del mismo modo, acompañado de las redes sociales, se trata de un espacio que crea un sentido de comunidad. Cuando compartes tus opiniones respecto a un suceso, da la sensación de ser escuchado y de que lo que producimos importa.Además, ahora es más fácil estar al tanto del programa, pues no es necesario tener que ver la transmisión en vivo cada semana, ya que alguien puede subir un fragmento o repetición a las plataformas de internet y nos podremos enterar en cualquier momento del día. La doctora Ericka Andrea Rodríguez también mencionó que observar a los demás desde el anonimato facilita la creación de etiquetas hacia los mismos. Es observar la manera en la que varios personajes que se convierten en arquetipos de villano, de víctima, de héroes. Esto nos ayuda a experimentar emociones a través de ellos, sin necesidad de exponernos directamente a esa interacción. En conclusión, son muchas las razones por las que nos sentimos magnéticamente atraídos a los reality shows, pues es un formato televisivo que está pensado para enganchar a las masas. Queda pendiente ver cómo las propuestas audiovisuales seguirán respondiendo a las necesidades de la sociedad en un futuro. CM
