El pollo es uno de los alimentos de origen animal más consumidos en el país, convirtiéndose en un ingrediente esencial de nuestra gastronomía.Lo podemos degustar en guisos tradicionales, en flautas, tortas, tacos y hasta en un delicioso caldo para reponer energías cuando estamos enfermos.Si alguna vez has observado detenidamente este producto seguro habrás notado que su piel no siempre tiene el mismo color: a veces es amarilla y otras, blanca. ¿A qué se debe esa diferencia? Aquí te lo explicamos.La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) menciona que el principal motivo de la coloración en la piel del pollo es su alimentación. En México es común alimentar a estas aves con maíz o suplementos ricos en xantofilas (como la luteína), mismas que se extraen de la flor de cempasúchil y cuyo consumo ayuda a prevenir enfermedades en los ojos de los animales.El maíz y los anteriores suplementos también contienen carotenoides, compuestos naturales que son responsables de darle una tonalidad amarilla a la piel del pollo. En contraste, los blancos suelen ser el resultado de dietas basadas en granos (entre ellos, el sorgo o el trigo) y que tienen un bajo contenido de carotenoides.Según Aviagen, empresa de la industria avícola, la raza del pollo es otro elemento que influye en su pigmentación, lo que significa que los factores genéticos desempeñan un papel importante en la variación de su color. Sin embargo, la alimentación sigue siendo la causa predominante. ¿El color afecta la calidad? No hay diferencia entre los nutrientes del pollo amarillo y blanco; no obstante, puede existir una variación ligera en el sabor porque la piel amarilla contiene menos grasa.FS