El Fiat Fastback es un éxito en Brasil, país que lo diseñó y lo produce. Desde que fue lanzado allá, se transformó en el objeto del deseo de la clase media local y esto, bueno, se explica al ver una foto del crossover, pero más aún, cuando lo vemos en vivo.Este SUV cupé tiene formas modernas y bien logradas, dentro de un segmento en el que no es fácil conseguirlo sin que el vehículo parezca deforme. La marca italiana logró proporciones correctas y un interior cuyo espacio es mejor de lo que parece, aunque no precisamente abundante para acomodar a los más altos. Atrás, el ocupante promedio viajará bien, aunque se hubiera agradecido un descansa brazos central. Hay anclajes para sillas de bebés y el respaldo se abate 60/40. Sin embargo, la marca apostó porque ese asiento trasero será usado pocas veces o ninguna, ya que no puso bolsas de aire para proteger ni torso ni cabeza de los que viajen en él. Pero sí hay salidas de aire y un par de puertos USB. Adelante los plásticos son rígidos y algunos de calidad dudosa, como el que queda entre la guantera y la parte superior del tablero. Pero hay buena pantalla de 7 pulgadas con el excelente sistema Uconnect que ojalá también los pusieran en los Peugeot. Tiene dos porta vasos, freno de estacionamiento electrónico, cargador inalámbrico y las bolsas de aire laterales también protegen las cabezas de los ocupantes. Si vas en uno, pide para ir adelante.El motor del Fastback es de cuatro cilindros, turbo, con 1.3 litros de desplazamiento y 173 HP. El torque es de excelentes 198 libras-pie, pero pese a que su ficha técnica dice que están disponibles a las mil 850 revoluciones del motor, el hecho es que no se percibe así. En ciudad el turbo lag es muy marcado y para tener un desempeño más acorde a lo que se espera por la potencia, es necesario presionar el botón rojo en la parte derecha del volante, que acciona el modo “deportivo”, aunque ya sabemos que la consecuencia será el mayor consumo.Un detalle no muy agradable es que, aunque no se use el modo sport, el ruido del motor se escucha fuerte en la cabina. Y la caja automática de seis velocidades contribuye para lo mismo, con brincos que comprometen la suavidad de manejo del Fastback, principalmente en cambios descendientes a bajas rpm, como si fuera una caja de doble embrague, lo que no es. Su fabricante, la japonesa Aisin, es de los más competentes del mundo en lo que hace, pero aquí o le falló a ellos o a Fiat no le fue tan bien con su calibración. En carretera nada de eso se percibe y el Fastback pasa a ser mucho más agradable. La realidad es que este es uno de esos vehículos de los cuales a los dueños poco les importan los acabados, el desempeño o que tan silencioso sea. Es de los que estacionas y, al alejarte, lo volteas a admirar.