La capacidad humana alcanza niveles, insospechados hasta hace pocos años. La necesidad de saber es incontenible con la disposición del conocimiento. Esto es lo que acontece en mente y deseo de aquel joven, inspirado por el deseo de ingresar a estudios universitarios que, fuera de su alcance económico, lo impulsan a buscar la forma con la motivación de su maestro; a su vez descubridor de las facultades extraordinarias de su alumno.El aprovechamiento y conducción de tales facultades es hacia el juego de cartas denominado “21”, ampliamente conocido, en que se trata de reunir tal cifra por medio de la cuantificación y obtener triunfo y ganancia en contra de operador, crupier, por parte de la empresa ubicada en las lujosas instalaciones de algún hotel en Las Vegas, Estado de Nevada.El súbito y cuantioso triunfo del joven jugador es motivo de atención especial por parte de la empresa y con ello, de los vigilantes que observan el detalle transmisor de oportunidad en la mesa de juego, con la participación de damas que pasan a formar parte del entramado contra el que van las huestes vigilantes, éstas dotadas de autoridad mediante uso violento de fuerza física.La comedia traslada a la persecución por senderos espectaculares donde se exhibe el desafío entre amenaza, talento y fuerza, hasta la recuperación del producto económico obtenido por aquel muchacho y compañeros de aula a través del juego, que al salir airosos de su fugaz aventura vuelven a su modesta condición escolar donde añoran aquellos días pasados en la mesa de juego y sus cartas.De la aventura, en aquellos jóvenes, ha quedado lección fuera del aula, no exenta de rencor hacia el maestro inductor a quien castigan con simultáneo comprometerse volver a incursionar en el 21, para obtener los medios económicos que les permitan lograr el sueño académico complementario del conocimiento asimilado en el aula, mientras el mundo siga girando. Dios nos guarde de la discordia.sicpm@informador.com.mx
