Sábado, 27 de Abril 2024

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Aún cabalgan las letras

Por: Guillermo Dellamary

Aún cabalgan las letras

Aún cabalgan las letras

Desfilan los libros por los pasillos de la FIL, sobreviven a los embates del mundo virtual y el entretenimiento visual.

No se acongoja las voces de jóvenes poetas, ni se duermen en sus laureles los viejos novelistas.

Las luces y las sombras en las presentaciones de los libros insisten en que lo impreso ha de prevalecer.

Comprar libros sorpresa ha sido un encuentro con los saldos de las editoriales, la gente se lleva a montones sin saber qué títulos ha adquirido.

El empeño por publicar sigue en boga, los impresores han abarrotado sus producciones para cumplir la elevada demanda de sus clientes.

Lo importante es el volumen, la afluencia, el monto del desembolso que los asistentes hacen, con tal de llevarse a casa un buen bonche de páginas.

Leer va más allá que comprar un libro, es arrastrar con la mente cada página, cada palabra y en fin comprender las ideas, asimilar su contenido, disfrutar el momento.

Sean ideas ficticias, ensayos, análisis, narrativas, tragedias, romances, o simples chucherías lingüísticas. La danza del lenguaje sigue su fiesta y tratando de cautivar a las nuevas generaciones que se habían resistido a leer.

He mirado rostros curiosos y ávidos de saborear cultura, de admirar a los escritores y de llevarse un libro firmado por su autor con la respectiva foto con él.

Es un festejo más al tropel de empresas, universidades, editores, impresores, bibliotecas y librerías que luchan con ahínco por revivir el amor al libro impreso y darle una oportunidad más para que el papel nos siga acompañando en esta generación digital.

Sigue el reinado de la ciencia ficción, de la novela, del entramado del amor y el misterio. La política también tiene su pedazo de papel al igual que las ciencias puras. Es cuestión del transeúnte y sus expectativas.

Sube y baja, va y viene, el pronóstico de la desaparición y desdén por la letra impresa, aún no se cumple; sigue soportando los difíciles vientos de la nueva era del mundo visual, de las redes sociales y de los podcast.

La esperanza muere al último, que el cariño y el amor por los libros de nuestros antepasados ilumine el porvenir del libro y se quede con nosotros y no se lo lleve la extinción de los tiempos, como ha sucedido con tantas otras cosas que han caído en el olvido o muestra de museo.

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