¿Puede una potencia agropecuaria como México quedar fuera de la discusión global sobre el futuro del campo a partir de los retos que plantea el cambio climático? En los próximos años se definirá lo que viene para un sector que contribuye con 29% de los gases de efecto invernadero y que es uno de los más afectados por el cambio climático.En México vivimos 131 millones de personas, en 2050 seremos alrededor de 145 millones de personas. Producción de alimentos y acceso universal a los mismos son los retos. En nuestro país, son 6 millones 560 mil 164 personas las que viven de actividades agrícolas y se cultivan 20.6 millones de hectáreas para la agricultura, más 108 millones de hectáreas que se dedican a la ganadería. Si incluimos a las personas que trabajan en actividades relacionadas con el proceso de los productos del campo, tenemos que son 8.9 millones de personas dedicadas a la generación o transformación de bienes agropecuarios y pesqueros.Agricultura y cambio climático es uno de los temas principales en la COP-28 de Dubai, ¿puede este sector dejar de ser parte del problema y convertirse en parte de las soluciones? El reto es enorme considerando que, además, hay que resolver la seguridad alimentaria. El mundo debe producir 70% más comida para el año 2050, para alimentar una población global que será de 9,000 millones de personas y en donde se desperdicia entre 20 y 30% de la comida producida.México es uno de los 12 países más vulnerables al cambio climático y la agricultura es una de las actividades más vulnerables a ese “fenómeno”. Los efectos ya se dejan sentir y quienes los padecen más son los grupos de escasos recursos, entre ellos los productores, que en su mayoría producen para el autoconsumo y con bajos niveles de productividad.Las huellas del cambio climático están por doquier: la alteración de las fronteras agrícolas; el estrés hídrico; el incremento de incendios forestales; la coexistencia de sequías severas con grandes inundaciones; la invasión de plagas a las zonas de cultivos y la alteración de los rendimientos de las cosechas; los cambios en la calidad nutricional de los cereales y afectaciones en la productividad de la actividad ganadera.Somos el doceavo mayor productor de alimentos en el mundo y décimo lugar mundial en la producción de ganadería primaria. El año pasado México exportó 50,133 millones de dólares de productos agroalimentarios y consolidó su posición como principal proveedor de Estados Unidos, en frutas y verduras. El número es impresionante, sobre todo si consideramos que en el año 2000 las exportaciones eran apenas 9,925 millones de dólares. A Estados Unidos va 70% de nuestra producción del campo. El segundo mercado es Japón, seguido por Canadá, China y Guatemala.México deberá hacer inversiones significativas para mantener nuestra posición privilegiada en los mercados mundiales y para satisfacer las necesidades crecientes de nuestra población. Somos primer exportador mundial de berries, aguacate, jitomate y mango. Estamos entre los tres primeros en brócoli, limón, nuez, lechuga, pepino, cebolla, espárrago y jugo de naranja.Se trata de incrementar nuestra productividad y reducir emisiones. Mejorar la capacidad para adaptarnos y producir en una nueva realidad donde los patrones del clima serán erráticos. Los costos serán más altos para los productores y eso traerá precios más altos para los consumidores, ¿será posible erradicar el hambre en las condiciones que vendrán?En los próximos años veremos nuevas limitaciones comerciales a los alimentos producidos sin cuidar la huella hídrica. Son 15 mil 400 litros de agua los que se necesitan para producir un kilo de carne de vacuno; 960 litros para un kilo de fruta y 320 litros para un kilo de hortalizas. Está también el desafío de reducir la vulnerabilidad a las sequías, pestes y enfermedades de las plantas. ¿podremos lograrlo sin entrar de lleno al uso de los transgénicos?Competitividad, eficiencia y seguridad alimentaria siguen siendo mandatos, pero las palabras significan otras cosas cuando el cambio climático entra en escena.