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Cuatro pistas

Por: Armando González Escoto

Cuatro pistas

Cuatro pistas

Cuatro pistas de circo es lo que hemos tenido este 10 de septiembre. La primera estuvo bajo el dominio del presidente del PAN, Marko Cortés, que sin que nadie lo obligara o amenazara hizo una impresionante confesión de la manera en que su partido y él mismo negociaron para que el clan Yunes gozara de toda impunidad en el estado de Veracruz, manejo que supuso la constante manipulación de jueces para que el imperio de la corrupción cobijara al padre, al hijo y a la esposa del hijo.

En la segunda pista, Yunes padre hizo lo propio, declarando que las mismas acciones que la oposición criticaba en MORENA, de presionar o sobornar a los legisladores para lograr el preciado voto que les faltaba, lo hacían el PAN y el PRI para que ese voto no saliera de entre sus filas, lo cual coartaba la libertad de pensamiento y decisión de los diputados. El señor Yunes olvidaba que en las Cámaras los diputados depositan desde la entrada su pensamiento y su conciencia para asumir la del líder, que es quien les dice cómo pensar y por qué asunto votar; para eso se les paga. En un punto el diputado tenía razón: los legisladores son representantes de la sociedad, no defensores de los intereses de su partido o de sus bienhechores, pero esta opinión es algo tan primitivo y olvidado que seguramente nadie se detuvo siquiera a considerarlo.

La tercera pista quedó en manos del Poder Judicial, cuyos defensores hicieron la toma violenta de la Cámara de Senadores, no tan violenta como la del Capitolio en Washington, o como la que en 2002 realizaron los del “barzón”, con caballos y jinetes abanderados, pero violenta al fin. ¿De qué tamaño serán los intereses que la reforma judicial amenaza como para producir semejante sainete? Por lo que pudimos ver, da la impresión de que este acto sorprendió a todos los senadores, pero correspondía justamente a los de oposición deslindarse inmediatamente de esta vejación para no dar la impresión de que avalaban este atropello a la Cámara más alta del país, y desde luego, a la democracia a la que los opositores veían tan amenazada.

La cuarta pista fue en un circo distinto, ya que el habitual seguía tomado. Ahí, de nuevo se lució la minoría panista, una de cuyas senadoras mostró la capacidad que también la gente de este partido tiene para denigrar a las personas, ofenderlas en público, desconocer su investidura y el respeto que merece la función que cada cual cumple, y aún el respeto por sí mismos, mismo que olvidan al expresarse como agitadores o pandilleros. La toma torpe del estrado y su gritería neurótica nos dejó la impresión de que todos los partidos compiten para ver cuál logra la mayor bajeza, imitando lo que critican apenas tienen oportunidad de hacerlo.

No olvidemos que la propuesta de reforma tenía ya dos años, y es hasta el último momento cuando todos parecieron reaccionar. No bastaron dos años para que los más interesados la leyeran e hicieran una contrapropuesta oportuna y no a la mera hora, como hizo la magistrada Piña. Ahora falta que la “Suprema” haga su quinta pista y, contraviniendo la ley, la frene o ampare en contra de ella, todo lo cual sería ilegal y una prueba más de la urgencia de reformar al Poder Judicial.
 

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