A cinco meses de haber tomado posesión -el 22 de abril de 2019-, luego de una masacre ocurrida en Minatitlán, Veracruz, donde hubo un saldo de 14 muertos, entre ellos un bebe, el presidente López Obrador prometió que en seis meses bajarían los niveles de violencia. Pasaron los meses, los años, el sexenio está a punto de concluir y mientras desde la tribuna presidencial se insiste en que las cifras de homicidios se encuentran a la baja y en una franca tendencia descendente, la realidad nos muestra que tenemos los niveles más altos en la historia de México.En su quinto informe de gobierno -1 de septiembre del año pasado- el presidente destacó que "en materia de seguridad pública está funcionando bien nuestra estrategia...los homicidios han disminuido en 17 por ciento". Y hace exactamente un año -22 de agosto- Rosa Icela Rodríguez, titular de la Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, en la verborrea matutina destacaba que en el sexenio se ha logrado una disminución del 19.9 por ciento de los homicidios dolosos comparado con las cifras de 2018. Muy recientemente -4 de mayo- AMLO "sacó de su ronco pecho" una frase de esas que tienen el sello de Palacio, cuando hablando de la criminalidad que se vive en todo el territorio, dijo "No hay más violencia, hay más homicidios" (?). Mientras que el martes pasado, la misma funcionaria de seguridad nacional cuando presentaba su informe mensual, ponderaba la disminución de secuestros y feminicidios, pero ignoraba hablar de asesinatos violentos.Y es que en el cierre final del sexenio se omite hablar de asesinatos violentos, porque las cifras son históricas y reflejan una fotografía del fracaso de la estrategia de seguridad. Hasta ayer se tenían contabilizados 195,142 homicidios en el sexenio -95 por día-. Y lo más grave, que los asesinatos violentos en las últimas semanas han ido a la alza de manera significativa. Hace cinco semanas fueron 557 delitos, cantidad que ha venido incrementándose paulatinamente a 624, 635, 652 y 661 la semana anterior. Ahora bien, si tomamos en cuenta el concepto de las personas desaparecidas, que en lo va de la administración totalizan 145,845, de las cuales un 65 por ciento que han sido localizadas, significa que 51,442 continúan sin aparecer, cantidad que pudiera agregarse a los decesos. Entonces no solamente se llegaría a los 200,000 muertes violentas al finalizar la administración, sino estaríamos hablando de alrededor de 245,000 durante el actual sexenio. Un sexenio de fracaso total, con datos y estadísticas que serán parte del legado violento que nos deja López Obrador en su paso por Palacio Nacional enarbolando su bandera de combate de "abrazos, no balazos". ¿Usted, qué opina?daniel.rodriguez@dbhub.net
