Atmosféricas. Va quedando la distante e inmediata solidaridad, la atención cuidadosa que habrá de contener al flagelo, mientras la ciudad respira cautelosamente. Horas pensando en el jardín, vigilando sus brotes entusiastas, recibiendo como una bendición de la Providencia sus lecciones indispensables. Horas sabiendo que de alguna insondable manera estos cuidados sirven para el consuelo y la esperanza de todos, de todo. El mundo inabarcable levanta ahora las banderas de la permanencia y el coraje. Y las mínimas flores del rincón, apoyadas en el guayabo, repiten de otro modo, hondo y certero, lo mismo.**Bruce Springsteen, the Boss: Un himno para toda la vida, una bandera que se levanta contra la adversidad y la pena: No surrender: no hay rendición ni cuartel, hay la bravía resistencia, la imbatible fe que arde en las lámparas de aceite de cada tabernáculo ahora aparentemente desierto.Porque hicimos una promesa que juramos recordar siempre No hay retirada, niña, no hay rendición Hermanos de sangre con un voto a defender No hay retirada, niña, no hay rendición. **Relecturas. Vivir para contarlo, del tan entrañable, malgré toute chose, Gabriel García Márquez, quien, se sabe bien, escribía para que sus amigos lo quisieran más. Y sí, después de veinte años el regreso a esta autobiografía más o menos dispareja y desordenada es un paseo por la memoria y el propio transcurso. Y lo queremos más. La primera parte, que recuenta el viaje con su madre para vender su casa de Aracataca, en el tren polvoriento y desvencijado a través de las planicies sin término, en el lanchón que se desliza sobre los pantanos traicioneros de tierra caliente, es una fiesta de imágenes fulgurantes, de metáforas de puro asombro y milagrería, un verdadero tour de force de la memoria y la invención, de la poderosísima capacidad para disparar el adjetivo perfecto, el apunte inolvidable. Lectura recomendable para estos días aciagos, para el vuelo de la imaginación hacia otras cosas, y remediación, gracias a la literatura, de la congoja y el desasosiego.**De músicas, de bandas recomendables ahora: Yo La Tengo: Leaving Home.Me convoca al océano Me lleva errando por las calles Una imaginación sin tregua Pero ahora camino sobre el sueloPorque la dicha es regresar a casaPuedo levitar sobre el tejado Me gusta vagar junto con el aire Y tiendo a perder el sosiego Pero ahora las nubes tan propicias no son Porque sé que el gozo es volver a casaA veces tarde en la noche Huyendo de las voces que fatigan mi ánima Quisiera ahora que en paz me dejaran Y me liberaran para caminar solitarioDéjame ir a casa Tras el júbilo de llegar a casajpalomar@informador.com.mx